jueves, 19 de noviembre de 2015



El hispanista Paul Preston, que ha pasado su vida investigando la historia contemporánea española, acaba de reeditar su canónica biografía “Franco, caudillo de España”, en víspera del 40 aniversario de la muerte del dictador, un libro revisado y ampliado con la relación con Hitler o con la corrupción. Franco utilizaba al corrupción para controlar a sus allegados y colaboradores; una especie de mezcla entre premio y chantaje porque les dejaba hacer cosas y luego les amenazaba con acusarle de irregularidades. (Diario Lanza)


Franco y la corrupción


¡Hombre! Que con Franco hubo corrupción no es ningún descubrimiento, entre otras razones porque las dictaduras se apoyan mucho en la corrupción, tanto del propio dictador como de sus acólitos, de sus colaboradores necesarios.

¿Estamos ante un fenómeno heredado de la misma dictadura? ¿Quiere esto decir que la Transición borró todo lo anterior, menos la inercia de la corrupción? No lo sé; no me atrevería a asegurarlo. Algo tiene en común: que es una corrupción sistémica y consentida.

Pero la corrupción de la que hablamos hoy presenta claras diferencias. Hoy no es un fenómeno ligado a la dictadura, es un
fenómeno ligado al poderoso que corrompe al corruptible como pieza necesaria para engrosar sus bolsillos y su poder. En niveles más o menos altos, hay siempre un empresario, un financiero, un especulador, que utiliza al político, más o menos alto, según las cantidades, como eslabón necesario para llevar a cabo sus operaciones.


Julio García-Casarrubios Sainz
                                                                              http://juliocasarrubios.blogspot.com



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