Cada día me gustan menos los nacionalismos, y
ahora toca soltar el topicazo de “incluyendo el españolismo”, porque parece que
estás obligada a resaltarlo cuando tocas el tema. Pues vale, redundemos
incluyendo el españolismo. Que además por desgracia anda muy crecido como no
podía ser menos al calor de la fiebre patriota que padecemos. Y como no me
gustan nada, en fin, me esfuerzo por vigilar los coleteos irracionales de la
bicha que puedan movilizarse en mi interior. Porque los nacionalismos son un
impulso primitivo y tribal que todos tenemos. (Rosa Montero)
Un impulso primitivo
Como dice Rosa Montero: “Los nacionalismos son un
impulso primitivo y tribal que todos tenemos”. Todos tenemos una patria chica
que defender y de la que nos sentimos orgullosos, un pueblo que ensalzar frente
a otros, o sentir nostalgia si estamos lejos. Eso entra dentro de la condición
humana. Pero precisamente por eso, porque todos lo llevamos dentro, -más o
menos afianzado-, por eso hay que tener mucho cuidado de no utilizarlo como un
hecho racional.
Porque de racional no tiene nada, es un impulso
visceral. Es un sentimiento. Y ese ha sido el tremendo error que padecimos en
Europa en el siglo pasado, y que parece mentira que ahora ciertos políticos
catalanes lo estén utilizando como arma electoral, como fenómeno sociológico.
Están recurriendo a los sentimientos y a las vísceras de los ciudadanos para
lograr unos objetivos que han diseñado. Es un procedimiento barriobajero que
solo traerá nefastas consecuencias.
Y como también dice Rosa Montero, cuando habla de
los nacionalismos: “incluyendo el españolismo” Viene a cuento, porque desde el
resto de España queremos hacer frente al nacionalismo catalán, con una buena
dosis de impulsos nacionalistas españolistas.
Julio
García-Casarrubios Sainz
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