domingo, 22 de noviembre de 2015

21-Nov-2015


Entre los verdugos, lo sabemos ya, había franceses. Por ejemplo Ismael Omar Mustafei, de 29 años, nacido en uno de los banlieu de París. Era de esperar. Cualquiera que conozca la situación de los barrios periféricos de las ciudades de Francia tiene que acordarse de esa última entrevista que Pasolini concedió el mismo día de su muerte, hace 40 años, y en la que hablaba de lo que “los burgueses ignoran”. Decía Pasolini: “ustedes no viven en la realidad. Yo sí. Ahí abajo hay muchas ganas de matar”. De esas “ganas de matar” habrá que ocuparse más pronto que tarde si queremos comprender algo y salvar un poco. Si queremos evitar, de entrada, la única guerra que no mencionan ni Hollande ni Sarkozy: la guerra civil en Francia. (Santiago Alba Rico, filósofo y escritor)


Le malaise des banlieues


Sí. Ya lo dijo Pasolini, hace 40 años: “Ahí abajo hay muchas ganas de matar” Y de esas ganas de matar habrá que ocuparse más pronto que tarde, si queremos comprender algo y salvar un poco. Se refería al malestar en los suburbios. Hoy tiene más vigencia que nunca, aunque Nicolas Sarkozy, y otros muchos, no quieran verlo. Sí. Ya lo dijo Pier Paolo Pasolini, que murió en noviembre de 1975, y acertó de cabo a rabo, como lo estamos viendo.

Yo comprendo que François Hollande, ahora en caliente, y para evitar males mayores, para luchar contra esta lacra insoportable e intolerable, piense que no tiene otro camino que el del exterminio de los yihadistas del Estado Islámico. Es posible que se los cargue a todos. No. A todos no. Siempre quedará un residuo que se autoalimentará con esas ganas de matar, y con los errores de Occidente.

Dice Jorge Dezcallar, director del Centro Nacional de Inteligencia en España y embajador en el Vaticano y en Estados Unidos: Los exterminamos, cosa que posiblemente resulte fácil, pero ¿y ahora qué? Pues ahora toca corregir –lo digo yo- los errores cometidos por Occidente respecto al mundo árabe, dentro y fuera de nuestros dominios. Ahora toca iniciar una campaña de Alianza de Civilizaciones.

Nos alarmamos cuando las masacres nos afectan directamente, pero negamos ayuda a los miles de refugiados que huyen diariamente de esas masacres; entonces nos damos cuenta de la gravedad, del sufrimiento. Cuando nos interesa les vendemos armas, pero no ayudamos a las zonas que están en total subdesarrollo. Ayudamos a unos para que se enfrenten a otros. Las políticas de Occidente están encaminadas a proteger intereses económicos y estratégicos. No protegemos ni defendemos a los sectores sociales que están siendo humillados.

Eso, allende los mares. ¿Y aquí? ¿Ayudamos a los marginados en barrios para que se integren? No debe extrañarnos que a los ciudadanos de Occidente nos miren como enemigos. ¿Lo justifico? No. Pero falta un esfuerzo para comprender “le malaise”.


Julio García-Casarrubios Sainz
                                                                              http://juliocasarrubios.blogspot.com



No hay comentarios:

Publicar un comentario