Ø 14-Nov-2015
Hay mayoría parlamentaria para proclamar una
virtual ruptura con España, mediante una moción retórica, hiperbólica y mal
redactada; y no parece haberla para formar gobierno. Hay mayoría para la huida
hacia delante y no la hay para una gobernación coherente. Esta es la fotografía
del 9 de noviembre de 2015, jornada que pasará a la historia de los errores de
Cataluña, con el agravante de la parodia. Una pequeña, triste y deslavazada
simulación del seis de octubre de 1934, que puede poner en riesgo la autonomía
de Cataluña, la amplia corriente de movilización social a favor del autogobierno,
registrada estos últimos años y la propia autoestima de los catalanes. (Editorial
de La Vanguardia, día 10 de noviembre).
Ciudadanos engañados
Es imposible acumular más incoherencia en un mismo
suceso político. El periódico La
Vanguardia, en su editorial del pasado día diez lo explicaba de forma muy certera,
con una visión que intenta ser imparcial; tan imparcial que tiene la elegancia
de ni entrar en: si independencia sí, o independencia no. Solo se centra en
analizar el zaforrero proceso puesto en marcha por ciertos políticos.
Un partido como Convergencia, que siempre ha sido
nacionalista, pero nunca independentista, busca el apoyo de los que siempre
fueron independentistas, para una maniobra política de claros y espurios
objetivos; maniobra que le ha supuesto la ruptura con Unió, y la fractura de la
sociedad catalana. Convoca un referéndum ilegal, y como las leyes se lo
prohíben hace un simulacro esperpéntico y delictivo de consulta popular, cuyo
resultado no va a ninguna parte. Convoca unas elecciones plebiscitarias, que no
gana; el plebiscito lo perdió; y ahora actúa como si hubiera ganado, apoyándose
en una mayoría que no existe, que se la inventa.
Ha ganado lo que son unas elecciones parlamentarias,
pero con un partido amalgama imposible de conformar gobierno; y ahora se encuentra
en el callejón sin salida de una mayoría, según ellos, suficiente para iniciar
el proceso de independencia, y no tiene mayoría para formar gobierno; ¡ole tus
bemoles!. Si esto sigue así, y no hay quien lo enmiende estarán abocados a unas
nuevas elecciones parlamentarias, y puede significar el derrumbe el imaginativo
castillo de naipes.
Con su irresponsabilidad han conseguido, como dice La vanguardia, “poner en riesgo la autonomía de Cataluña, la amplia corriente de
movilización social a favor del autogobierno, y la propia autoestima de los
catalanes”. Pero una cosa sí han conseguido: están evitando hablar del fracaso
de sus políticas y de la corrupción que les invade. Y por añadidura le están
haciendo gratis al partido de Mariano Rajoy la mejor campaña que jamás hubiera
diseñado. Todos esperando a ver que decide la CUP o como saldrá Artur Mas, o si
se cumple la Ley. Y mientras tanto sin hablar de Sanidad, de Educación, de
pobreza, de desigualdad, de precariedad, de salarios, ni de nada de lo que le interesa
a los ciudadanos, que las están pasando canutas.
Julio
García-Casarrubios Sainz
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