Hablemos de pactos
Vengo leyendo en los periódicos que hay
que hablar de pactos. Pues bien hablemos de pactos. El primer pacto es el pacto
con uno mismo, el pacto con las propias convicciones. El pacto con las propias
convicciones, por y para los ciudadanos; para atender y responder a sus
problemas. Lo que es bueno para los ciudadanos, lo que es mejor para ellos, es
mejor para el Partido Socialista. (Ángel
Gabilondo en la presentación de las listas del PSOE para las elecciones del
20-D).
Es necesario pactar
Los pactos son una necesidad, y mucho más,
tal como se ha presentado el patio de la política. Mientras ha prevalecido el
bipartidismo, los pactos han brillado por su ausencia. El gobierno de turno ha
hecho de su capa un sayo y el que venga atrás que arreé. Pero eso se ha
acabado. No sabemos los resultados que salgan de las elecciones el 20-D. Pero
algo sí sabemos, casi seguro: No habrá mayorías absolutas; habrá que conformar
gobiernos.
Esto es bueno, es muy sano; puede ser
provechoso a la hora de gobernar pensando en los demás, y dejando a tras los
rodillos que tanto daño han hecho a la democracia. Todo lo que sea sentarse en
una mesa, y escoger lo mejor de cada uno para conformar un programa de gobierno
es muy bueno.
Pero ojo: El pacto no puede ser una
estrategia de campaña. Estaríamos faltando a la esencia de los pactos si
enfocamos la campaña con vistas a acercarse a este o a aquel. Cono dice Ángel
Gabilondo: lo primero el pacto con uno mismo, con las propias convicciones. La
estrategia debe ser fiel a la ideología que se representa.
Julio
García-Casarrubios Sainz
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