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Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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Desde
esta columna vengo denunciando algo en lo que coinciden la mayoría de los
analistas políticos: la crisis económica de efectos devastadores ha crecido
paralela a otra crisis más política, incluso crisis moral. Seguro que sin la
crisis política, la económica, se hubiese afrontado de otra manera. Es más:
quizá no se hubiese producido la eclosión; o al menos con mucha menos
virulencia.
La
crisis política ha presentado, y presenta, multitud de variables. Y una de las
más
determinantes,
además de la corrupción, ha sido la mentira. Cuando la mentira se hace
estrategia, impide el debate, impide ver el verdadero origen de los problemas,
y lo peor de todo: niega encontrar las vías de solución. Conduce de forma
decisiva al desprestigio de la clase política. La gente percibe que la están
engañando, y termina desafectando a todos. Y mientras la gente no recupere la
confianza en los políticos, la relación entre ciudadanos y políticos será nula,
será ineficaz.
Da
angustia ya, a estas alturas tener que decir, tener que aclarar, tener que
insistir, “que la crisis económica se produjo por la implosión del sistema
financiero en Estados Unidos”, y más concretamente en la banca Lehman Brothers;
y que en un mundo globalizado se extendió, como mancha de aceite, por todo el
planeta. A España también. Afectándonos de forma más dañina, por la burbuja
inmobiliaria que se originó en los años noventa en nuestro país.
Los
Gobiernos de Barreda y Zapatero, cometieron errores; -errores que estudiaremos
en otro capítulo-, pero que desde luego no fueron los que originaron la crisis.
¿Dejaron deudas? Sí. Porque la crisis ha sido principalmente crisis de deuda;
la burbuja se transformó inmediatamente en falta de ingresos. Y si no hay
ingresos no se puede pagar la deuda. Pero es mentira que “los socialistas
dejaron en ruina técnica a España y a Castilla-La Mancha”. Se puede demostrar
que es mentira la cantinela de que los recortes han sido necesarios por la
deuda recibida. No. Porque el que paga disminuye la deuda, y la deuda en España
y en Castilla-La Mancha ha aumentado en estos tres años de manera desenfrenada.
Quien utiliza la mentira como estrategia, está enfangado en una crisis
política; defenestrado para gobernar.
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