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Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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Para que
no nos llamen catastrofistas, diremos que la recuperación es muy difícil,
aunque sería más exacto decir que es imposible. Y para fundamentar esta
afirmación tomamos nota de lo que augura el Catedrático de Estructura Económica,
Santiago Niño-Becerra. España no puede volver a los niveles de empleo
anteriores a la crisis porque aquello se consiguió gracias a dos hechos
irrepetibles: La construcción de 800.000 viviendas, debido a la liberalización
y un tentador acceso al crédito.
Y a eso
hay que añadir que los análisis que se presentan a la ciudadanía no son reales,
son falsos. Mientras en Europa las autoridades empiezan a reconocer que la Zona
Euro está condenada a sufrir una nueva recesión, en España, se nos quiere vender
que somos ejemplo de recuperación. Pero eso es un canto de sirena, porque se
acercan las elecciones. Cuando se pase la campaña se cambiará el mensaje y se
buscará un culpable. No se reconocerá que el diagnóstico era equivocado, se le
echará la culpa al primero que pase, a Zapatero, por ejemplo.
Lo saben
hasta los alumnos de primero de Económicas: No puede haber recuperación
económica mientras el crecimiento no sea superior al 2,5 % del PIB. Y eso, hoy
es impensable porque si hay muchos parados y los que han encontrado trabajo, ha
sido precario y con salarios mucho más bajos, díganme quienes van a tirar de la
economía. Por tanto no puede haber horizonte de viabilidad mientras no cambie
el modelo productivo y se invierta el orden de prioridades.
¿Y eso
como se traduce? Volver al crecimiento de las energías limpias; basar la
productividad en la innovación y no en la bajada de salarios; rescatar a los
que tiran de la economía, autónomos, pequeñas empresas, las clases medias y las
clases trabajadoras; priorizar la inversión pública; y reformas fiscales
progresistas.
Si no lo
hacemos corremos dos peligros: que a más tiempo más dificultades, incluso puede
que algún día sea tarde, y que demos lugar a que surjan populismos que conecten
con lo que el ciudadano reclama. Y luego no les echemos la culpa, no les
hagamos la caricatura de bolivarianos o chavistas. Los estamos llamando; les
estamos poniendo la alfombra roja para que hagan el paseíllo triunfal.
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