domingo, 28 de septiembre de 2014

F E D E R A L I S M O

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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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La Transición decide pasar del centralismo franquista a una descentralización mediante un sistema de autonomía política situado a medio camino entre el modelo unitario y los estados federales. Por el gran salto que significaba el cambio y presionados por el consenso, se diseñó un modelo que visto en su trayectoria histórica, ha resultado ambiguo y con escasa base jurídica y organizativa para un Estado Autonómico. Hoy tenemos un sistema en el que las competencias se han desbordado, y un orden jurídico sin un marco general, pero lleno de leyes, que más bien son un acervo de parches para salir al paso de las dificultades planteadas.

¿Qué ha ocurrido después? Que, por muy diversos motivos, unas veces respondiendo a inquietudes o necesidades ciudadanas, y otras, las más, por la lucha entre políticos para ver quien consigue más autonomía, se han ido incorporando transferencias a un ritmo muy superior al que puede admitir el orden jurídico de la Constitución. Hoy las CC AA disponen de funciones que incluso llegan a superar las de un Estado Federal. De ahí las deficiencias, y las distorsiones que se producen.

A ello hay que añadir un problema más. El derecho a la autonomía no era, ni es, una reclamación en la mayoría del territorio español. Ha sido siempre, y sigue siendo, una reclamación de las llamadas comunidades históricas, con hechos diferenciales que las distinguen de las demás. El hecho diferencial por una parte, y el falso miedo a que las diferencias afectasen a la igualdad de derechos ciudadanos, llevó a establecer un mapa autonómico para todos como el que hoy tenemos. Es decir que, para que todos seamos iguales, los hechos diferenciales siguen sin resolver. Y eso es un error. No hay que confundir, y a veces confundimos, la igualdad de oportunidades y de derechos, con la reivindicación lícita a ser diferentes.

Por todo ello, opina el profesor Aja, podemos admitir que el proceso como hecho de descentralización del poder, ha cumplido su objetivo, pero como Estado Autonómico, en su conjunto, hay que revisarlo desde su origen, y no hay otro camino que el del federalismo. Pretender reformar la Constitución, no significa reconocer que haya sido mala, significa que requiere una actualización, si queremos que sea eficaz.


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