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Educación para el
siglo XXI (8)
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Terminábamos
la semana pasada denunciando la estratagema de ceder terreno público a empresas
para que pongan en funcionamiento centros privados, firmando además un convenio
por el que esos mismos centros funcionarán con subvenciones -de dinero público-
durante un periodo de 50 a 75 años, como mínimo. No sé si somos conscientes de
la gravedad de esta indecente estratagema.
Cuando
decimos: “con dinero público”, queremos señalar que es dinero de todos los
ciudadanos. No son los dineros del político que firma el convenio. Si fuera
así, allá él. Pero no. Es dinero de todos. Que no se nos olvide. Están
disponiendo de ese dinero como si fuera propiedad privada; y no lo es. Los
jueces han paralizado la privatización de los hospitales de Madrid por esa
misma razón. Porque un político no puede vender, ni ceder, a su libre albedrío
algo que no es suyo.
Pero la
estratagema no va sola. Ese convenio no es el objetivo final. Es uno de los
medios para llegar al fin último, que no es otro que la privatización de un
bien público como es la Educación. Por eso va acompañada de otras estratagemas.
Por ello hay
que añadir la tarea no confesada de ir favoreciendo poco a poco, el proceso de
privatización. ¿Cómo? Se suprimen plazas en centros públicos por falta de
demanda -dicen ellos-, pero observen que nunca se suprimen en centros
concertados; se producen recortes en el número de profesores en la enseñanza
pública, mientras en la privada concertada aumentan; se procede a campañas,
subvencionadas con dinero público, de aumento de plazas en ciclos de infantil
en centros concertados, que son futura cantera de alumnos de primaria; se hace
un reparto muy desigual de inmigrantes y alumnos marginados.
En
Castilla-La Mancha aún no se puede percibir los efectos de estas estratagemas.
Es pronto para que se vean los efectos. Incluso alguien podría pensar que son
exageraciones. Estas estratagemas que se iniciaron en la Comunidad de Madrid,
desde que llegó Esperanza Aguirre, a través del “tamayazo”, ya han surgido los
efectos. Si un padre quiere que su hijo tenga acceso al bilingüismo, o a otras
ventajas, no le queda otro remedio que elegir un centro privado concertado.
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