sábado, 28 de diciembre de 2013

UNA INOCENTADA


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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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Me pongo a escribir. Es 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. ¿Estoy pensando en hacer una inocentada? Pues no. Va a ser que no. Mi pensamiento va por otros derroteros. Pienso en las continuas inocentadas a las que nos han sometido ciertos políticos. Ha sido un permanente sometimiento a la inocentada. Y todavía si fuese solo el día 28 de diciembre, hasta podríamos tomarlo a broma. Podría ser gracioso. Pero no. Es una situación que perdura, y perdura, todo el año.

Nunca, en la historia de España, se habló tanto de la transparencia, y nunca hemos vivido bajo una opacidad tan escandalosa. Se predica la transparencia… y hasta se lleva al extremo de garantizarla, -dicen- por ley. El problema es que al mismo tiempo se están destruyendo pruebas, se manipulan facturas, y se ponen toda clase de obstáculos a la tarea de los jueces. ¿Eso es transparencia, cinismo, o una inocentada más? El hábito a la inocentada llega hasta los programas electorales. El programa con el que se concurre a las elecciones es una patética inocentada.

Son ejemplos. No voy a poner más. No tengo espacio; y además aburriría a las ovejas. Lo que si voy a hacer es llevar el concepto de la inocentada al terreno de las ideologías. La falsedad, la ligereza, y el cinismo, han trasladado las ideologías a la dinámica de la inocentada. Quizá la más grave. Al menos más peligrosa. Hoy el liberalismo y la socialdemocracia son auténticas inocentadas.

El liberalismo se basa en la libertad de mercado y en que el Estado no intervenga. Nunca el Estado intervino de forma más descarada en la gobernanza. Por tanto de liberalismo nada. Se privatiza todo, no se liberaliza. Se interviene en los precios, se interviene en la gestión, y hasta se interviene en lo que se privatiza. El liberalismo es una auténtica inocentada. ¿Y la socialdemocracia? Otra inocentada. Es verdad, que gracias a la socialdemocracia hemos alcanzado en el estado del bienestar cotas nunca imaginables. Pero no es menos cierto, que ha habido derivas, peligrosas derivas, hacia el liberalismo. Y lo que es peor: hacia las corruptelas del liberalismo.

Dejemos pasar el 28 de diciembre, y dejemos de una vez por todas las inocentadas.



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