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Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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La Navidad
es tiempo de alegría; la alegría propia de una sociedad que necesita un
revulsivo, una inyección de ánimo, de
esperanza; la alegría que urge a una sociedad deprimida; deprimida porque la
están castigando brutalmente, al mismo tiempo que la están engañando
indecentemente. Una sociedad que necesita una tarjeta de Navidad, como el maná
que alimenta el estómago y el espíritu. Lo que pasa es que una tarjeta de
Navidad basada en la negación de la realidad, basada en la mentira, no es
bienvenida; no insufla la esperanza que necesitamos.
Está
incapacitado para enviarnos esa tarjeta quien encima de retrotraernos al pasado
más retrogrado, se muestra autosuficiente por ser la primera vez que una ley
prioriza por encima de todo “la libertad de la mujer”. ¡Tiene bemoles! Su
ideología puede ser todo lo conservadora que le exija su conciencia; tiene todo
su derecho a defenderla. ¡pero hombre! que no nos venga ante la Navidad con el
mensaje de que defiende “la libertad de la mujer”. Su tarjeta de Navidad será
creíble, si la presenta como lo que es; mostrando su ideología; respetable,
aunque no se comparta.
No puede
felicitarnos la Navidad, quien al mismo tiempo, que la sede de su partido está
siendo intervenida por la policía judicial, diga que no han ido a efectuar un
registro, que “han ido a solicitar colaboración y ellos se la han dado”. Es muy
grave, gravísimo, que el presidente de todos los españoles se encuentre reunido
con todos los presidentes de la Unión Europea, mientras la policía judicial
busca las pruebas, que no envían, o que destruyen, dificultando la
investigación de una presunta red corrupta que viene funcionando desde hace 20
años, ¡y diga que están colaborando!
Necesitamos
más que el maná del desierto, una tarjeta de Navidad que transmita ilusión; la
ilusión de que esto se tiene que acabar. El problema es que quien debería
hacerlo no lo hace. Han preparado un estudio ideológico de altísimo nivel,
¡estupendo! Pero ahora necesitamos, los españoles, todos los españoles, una
tarjeta de Navidad con una cara visible que represente ese valor ideológico;
que tenga el liderazgo y la fuerza suficientes de transmitir la esperanza que
reclamamos; que necesitamos más que el comer. ¡Y no llega!
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