miércoles, 16 de octubre de 2013

LEY A LA BASURA

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La Educación en España
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Ya estamos en plena normalidad de un nuevo curso. Bueno, normalidad entre comillas. Normalidad y recortes son dos conceptos incompatibles. Pero eso es otro tema absolutamente conocido. Quien diga que no lo conoce, o lo niegue, es que tiene que acudir con urgencia al optometrista.

Digo “Ley a la basura”, por dos razones. La primera porque una ley sobre Educación no puede salir con todos los partidos y todos los sectores en contra. Ya lo han dicho todos. En el momento que el PP pierda la mayoría absoluta se derogará la Ley Wert.
Y segunda razón por la que va a ir a la basura, “porque es basura pura y dura”.

Llevamos muchas, -demasiadas-, leyes sobre el sistema educativo en España. En todas hay cosas buenas y cosas menos buenas; en todas podemos encontrar cuestiones discutibles. Pero en todas encontramos, algo que ha supuesto un avance en nuestro sistema educativo. Hemos ido avanzando hacia la universalización. Algo irrenunciable en cualquier país democrático avanzado. La Ley Wert, no tiene nada que pueda aprovecharse en este camino: ni universalidad, ni calidad.

Un sistema educativo, hoy, ya metidos en el siglo XXI, tiene muy pocos secretos; tiene muy poco que descubrir; sobre todo en cuestiones fundamentales. La pedagogía ha avanzado lo suficiente para proporcionarnos las fórmulas necesarias. Es un problema técnico en un 90 %. Dejemos un 10 % a cuestiones ideológicas, que pueden discutirse y en las que se puede llegar a acuerdos.

El problema que surge aquí es que, más allá de cuestiones ideológicas, que las hay, y que es normal que las haya, según el partido que gobierne, existen otros intereses no confesables; intereses que no dicen abiertamente. Se trata de devaluar la enseñanza pública, para favorecer el trasvase a la privada; se trata de hacer concesiones a ciertos sectores, todavía anclados en el nacional catolicismo; se trata de seleccionar, o segregar, al alumnado poniendo toda clase de trabas que dificulten el camino hacia la universalización; se trata en definitiva de acabar con el principio de igualdad de oportunidades. “Universalidad y calidad, nada de nada”.



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