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La Educación en España
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El ministro Wert, el Gobierno y el
Partido Popular pretenden vendernos la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad
Educativa (LOMCE) como una reforma del sistema necesaria para atajar los graves
problemas que tiene la Educación en España, en cuanto al abandono escolar y a
la vista de los resultados de informes internacionales. Pretender vendernos
como una ley de mejora de la calidad es un objetivo que no se lo creen, ni el
ministro, ni el Gobierno, ni el PP. Se trata de un mensaje para engañar a una
parte de su propio electorado. Ni los que están participando en la defensa
publicada de la reforma, se lo creen.
Sale a la luz esta nueva Ley, después de
haber recortado en Educación en torno a 6.700 millones de euros… y ahora
quieren convencernos de que es para mejorar la calidad de la Educación. Algo no
encaja. No. No es para mejorar la calidad es para introducir una ideología
conservadora a ultranza en el sistema. Sobre todo, y lo más preocupante, es la
segregación de alumnos. ¡Cuanto antes mejor!. Hay que separar, para que no
molesten, para que no dañen a los demás, a los alumnos que por una razón u
otra, no van a seguir estudios generales.
El sistema de reválidas al final de cada
nivel, ya existía en los años cincuenta, cuando alguno de nosotros, estudiaba
bachiller. Y, ¿eso mejoraba el sistema? No. Lo que hacía es seleccionar a los
que podían seguir. Hablamos de una época en la que, en una población de 30.000
habitantes, como Valdepeñas, por ejemplo, terminaban bachiller, diez, doce, veinte
como mucho cada año. Los demás no llegaban o no empezaban. No era por las
reválidas, pero es el sistema al que queremos volver.
Entonces ¿qué se consigue con las
reválidas? ¿Estimular el esfuerzo? ¿Combatir el abandono escolar? ¿Mejorar el
sistema? No hombre no. Se consigue la separación. Yo he defendido siempre desde
esta columna que hay dos modelos educativos: el de seleccionar y el de
integrar. El primero es sencillo de aplicar, barato, y beneficioso para una
sociedad privilegiada. El segundo es de muy difícil aplicación, muy caro, pero
beneficia al conjunto de la sociedad. Por eso los sectores conservadores no
entenderán nunca la universalización de la enseñanza.
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