viernes, 24 de mayo de 2013

CRISIS POLÍTICA


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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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José María Maravall profesor de sociología, fue ministro de Educación con Felipe González. Acaba de publicar un libro bajo el título de “Las promesas políticas”. En el libro, entre otros muchos aspectos de la sociología, trata de buscar explicaciones a la desafección que la sociedad siente hacia políticos e instituciones que nos gobiernan. Es un fenómeno muy complejo. Pero dada su nefasta influencia tenemos la obligación de reflexionar, aunque sea por un momento.

En Europa y España, es necesario pensar en economía, pero más en política. El principal, y más determinante error, que ha cometido la política es precisamente no concederle la importancia que tiene la política. De los sectores tradicionalmente más conservadores viene la frase de “las pelas son las pelas, y que se dejen de políticas”. Otro gallo le hubiese cantado a la economía, si hubiese estado dirigida por la política. Los políticos, -más conservadores que progresistas-, pero todos, se han inclinado a los pies de los poderes económicos. Y así nos ha ido.

Ponemos el grito en el cielo porque para todo hay que contar con las autoridades europeas; nos declaramos hartos de estar manejados por Europa, de una forma absolutamente equivocada. Pero tenemos lo que nos merecemos. Los partidos han considerado, desde hace muchos años a Europa como el refugio para los políticos que no saben qué hacer con ellos, y los ciudadanos cuanto tocan elecciones europeas nos importan un pimiento. Y ahora nos quejamos.

La economía se nos ha ido de las manos, porque no hemos tenido políticos capaces de poner freno a los poderes financieros. Nos hemos cegado con la prima de riesgo, con la crisis de la deuda, con el déficit… ¿Y de qué ha servido? Si los partidos han perdido todo su prestigio, si los gobiernos son los primeros en arrodillarse ante “las pelas”, si el ciudadano está perdiendo derechos a una velocidad descontrolada, si el bienestar social se ha ido, y más que se va a ir, al garete. La crisis económica es muy grave, pero lo es más aún la crisis política. La democracia se tambalea; la estabilidad política está en peligro; y los partidos, viéndolas venir, capoteando la corrupción, y preocupados por su propia supervivencia.

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