JUSTICIA E INCLUSIÓN

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La Educación en España

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Todos los que se basan en los informes internacionales para mostrarnos el desastre de la Educación en España, están tratando de “meternos un gol”. Una vez más hay que decir la falacia que supone este mensaje. Tenemos mucho que mejorar. Sí. Pero no con las reformas que pretenden desde el inmovilismo y conservadurismo ideológico. Están ocultando buena parte de esos informes para convencer a muchos ciudadanos que tienen razón y motivos para introducir esas reformas.

Todas las propuestas que viene presentando la OCDE, todas, tienen una línea directriz encaminada a que los centros y los sistemas educativos cumplan una función socializadora. Un sistema educativo no puede fundamentarse en principios de selección de alumnado. Todo lo contrario: integración y universalización. En este sentido, y para asegurar lo más posible la equidad en las aulas, el informe diferencia dos aspectos: “justicia e inclusión”. Y en esto España está a la cabeza.

Un sistema es justo cuando las diferencias del alumno en función de su procedencia social, étnica, económica, o cultural no deben ser un impedimento para su desarrollo como estudiante, y mucho menos para su desarrollo como ciudadano del futuro. La inclusión significa que todo alumno obtenga un mínimo de capacidades, no de aprendizaje, ¡ojo!, de capacidades. La inclusión significa que el sistema no puede apartar a nadie.

Hay que insistir mucho en lo de capacidades. Los agoreros del sistema están siempre machacando con que si la ortografía, que si los ríos de España, que aprenden lo de su región y no lo de su país. No. Capacidades. Que el alumno se haya sumergido en el mundo del saber no significa que sepa mucho, sino que existe ese mundo, y motivarlo para que él se sumerja, cuando sus intereses y sus necesidades lo requieran. Combinar la calidad con equidad es una cuestión compleja de la que no se puede banalizar. Pero eso es otro tema.