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La Educación en España
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Soy maestro; soy hijo, sobrino, primo,
nieto y biznieto de maestros; en mi pueblo, Campo de Criptana, hay una calle
dedicada a mi bisabuelo; y tengo que decir que nunca había conocido un ataque
al prestigio de este cuerpo, tan bajo, tan zafio, tan burdo y tan grosero, como
el que se ha desplegado a raíz de un informe filtrado desde la consejería de
Educación del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Cada día que pasa, estoy más
irritado, más dolido. Creo que nada me ha molestado tanto. Nunca me he sentido
tan atacado y tan indignado.
El informe que se ha filtrado, además de
malintencionado, es totalmente sesgado. Un examen que se produjo hace años y se
conoce ahora. Para emitir un juicio, y hacer una valoración es imprescindible
conocer toda la prueba, quién la elaboró, con qué objeto, la calificación de
todas las preguntas, y de todos los afectados. Si yo pongo una prueba a mis
alumnos, y cuento solo los fallos, lo más normal es que un porcentaje muy alto
de alumnos cometan algún disparate. Si cuento los disparates, y dejo sin contar
los aciertos, el resultado estaría falseado. Como este está.
Quienes hayan filtrado este informe sesgado
y falseado, no tienen ni idea de la profesión. Lo importante en la preparación
de un profesional de la enseñanza, es la pedagogía, la metodología y la
didáctica. Lo que se debe valorar en un maestro es su capacidad de influir en
su alumnado. Yo recuerdo que si, por ejemplo, tenía que exponer un tema sobre
los ríos de España, los estudiaba el día anterior y elaboraba un guión. Cuando
estudiaba la carrera, la asignatura no era geografía; la asignatura era
metodología de la geografía. O no tienen ni idea, o han obrado con muy mala
intención. Los padres pueden estar tranquilos, tienen a sus hijos en buenas
manos.
Creo que los filtradores y los
“periodistas” que se han encargado de difundirlo, han exagerado tanto, que lo
han hecho no creíble. Solo se lo pueden creer aquellos que tengan el mismo
espíritu de los filtradores. Una persona desligada absolutamente a mi profesión
me decía el otro día: No me creo que un maestro no sepa, cuántos gramos son,
dos kilos y 300 gramos. Me decía: “se han pasado unos cuantos pueblos; yo no me
lo creo”. Basta de campañas difamatorias. En España tenemos médicos y maestros
con un prestigio muy superior al de algunos políticos. Seguiré.
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