Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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El
profesor Joan Josep Queralt, catedrático de derecho penal, colaborador de
numerosas universidades europeas, actualmente es el investigador principal del
proyecto: “Estrategias preventivas y reactivas contra la corrupción”. Hace mes
y medio escribía: “La lucha contra la corrupción política no es fácil, y mucho
menos si lo hacemos con las manos atadas a la espalda. Cuando la corrupción se
hace, por sistémica, insoportable, nos percatamos de que los mecanismos de
respuesta no funcionan adecuadamente, pues, o no son asumidos por quienes
deberían, o ponerlos en marcha, especialmente los judiciales, es tarea ímproba”.
En
cierta medida, -dice Queralt-, “es como pedirle peras a un olmo”. Es evidente.
Hay dos razones fundamentales. Una, porque quienes están situados en el entorno
dónde se produce la corrupción, no colaboran, no tienen intención de colaborar.
Todo lo contrario, tratan de justificarla, de taparla, de encubrirla. Y otra, porque
el déficit de medios personales y materiales es clamoroso. Tenemos el ejemplo
clarificador del Juzgado de Nules, que investiga el caso Fabra, en el que se
dan los dos factores referidos: Total obstrucción de Carlos Fabra y su entorno,
y los escasos medios en el juzgado. Han desfilado nueve jueces y cuatro fiscales
en nueve años, que ha durado la instrucción.
Todos
son obstáculos. La Audiencia Nacional reclama más auxilio pericial, y más
intervención del Estado para evitar que se eternicen las causas. Se confunde el
principio de presunción de inocencia; es cierto que se trata de un derecho
fundamental, un derecho en el proceso penal, pero no en la actividad política;
es impresentable que imputados por un juez, estén ejerciendo cargos públicos.
Una tremenda tardanza en la investigación, junto a un corto periodo de
prescripción hace que muchos corruptos se vayan de rositas.
Algunos
partidos políticos y ciertos medios de comunicación, no facilitan la lucha
contra esta lacra, utilizando el “Y tú más”. No solamente que dificultan el
proceso de instrucción, es que favorecen
la corrupcion. Hacen falta muchos
cambios, y mucha voluntad política para acabar con la corrupción. Voluntad que
no se percibe
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