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Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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No tengo
datos, ni conocimientos, suficientes como para saber que va a pasar del
movimiento chavista en Venezuela, con la muerte de su fundador. Lo más probable
es que no desaparezca. Eso que llaman en la región la revolución bolivariana
está demasiado asentada y justificada, para que desaparezca. Otra cosa muy
distinta es que perdure con la misma esencia que su mentor, el fallecido
Chavez, la impulsó. Las circunstancias cambian, los líderes cambian, y las
sociedades experimentan cambios que obligan a modificar los principios que
inspiraron el chavismo puro y duro.
Pero mi
intención no es referirme al chavismo concreto de Venezuela, ni siquiera a los
movimientos bolivarianos de esa región de América Latina. Quiero referirme al
chavismo como símbolo de los movimientos de lucha, de protesta, que surgen como
la reacción de una sociedad cansada de ser explotada. Cuando el desencanto y el
malestar se extienden, cuando una ciudadanía siente que las diferencias
sociales se hacen inaguantables, no puede evitarse que surjan líderes
populistas con la bandera de una lucha por combatir la pobreza y la injusticia.
Muchos de
los que se quejan del populismo demagógico de este tipo de mensajes, tienen
razón. Pero se les olvida poner en valor que esos movimientos surgen por culpa
de los abusos de unos pocos. Personajes como Hugo Chávez, ¿solucionan los
problemas que aquejan a determinadas sociedades? Generalmente no. Pero el
ciudadano explotado siente que por ahí llega, o puede llegar, su salvación. La
esencia del problema no es lo malo que ha sido Hugo Chávez; la esencia del
problema está en quienes, con su comportamiento, lo provocaron.
¿Pretendo
aplaudir a los líderes populistas? No. Nada más lejos de mi intención. Pero sí
pretendo llamar la atención de que cuando una sociedad se siente dañada en sus
derechos más fundamentales, cuando siente la pobreza en sus carnes, cuando
percibe que la injusticia y la desigualdad se transforman en moneda corriente,
corre el peligro de que aparezcan personajes salvadores. Echarse las manos a la
cabeza por lo malos que son, es una reacción tardía. Lo que hay que hacer es
evitar el caldo de cultivo. Y quizá no haya que irse a la lejana región de
Simón Bolívar.
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