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Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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No pretendo, de ninguna de las maneras, justificar los
presuntos delitos que haya cometido el marido de la Infanta Cristina. Ni
siquiera minimizarlos. Pero permítanme que haga alguna consideración, en honor
a la verdad, a la realidad, y a la transparencia. ¿No les parece a Vds., que se
está magnificando el tema? No magnificando en cuanto a la gravedad, sino en
cuanto a su influencia mediática. La opinión publicada debe respetar un orden
de prioridades en cuanto a su transcendencia social. A veces la influencia
mediática no corresponde con el daño producido en la sociedad por todos casos
que nos acechan.
Tengo la sospecha
de que el caso Urdangarín se está utilizando para minimizar otros de tanta o
mayor gravedad, y que afectan más a la vida de los ciudadanos. Parece como si
estuviéramos echando carnaza a la opinión pública para esconder algo más grave.
Me parece inmoral y hasta perjudicial para la salud colectiva, que un caso como
el de Urdangarín, tape o al menos se equipare con otros que nos están afectando
de manera mucho más incisiva. El otro día se dijo en un programa de debate que
en la planta 3ª de la calle Génova había un equipo de más de veinte abogados
reunidos permanentemente para estudiar la estrategia del PP. Tiene esa misma
igualdad de oportunidades Urdangarín.
Se juzga a Urdangarín con una rapidez que nunca habíamos
conocido. Casos de la misma o mayor gravedad están pululando desde hace mucho
más tiempo. Estamos gobernados en este momento por un partido invadido de
“presuntos” corruptos desde hace más de 20 años. Ese mismo gobierno que exige
austeridad a los ciudadanos; que se aprieten el cinturón hasta que saquen la
lengua; y que se está cargando la educación, la sanidad, la dependencia, la
investigación, la igualdad. Se está empobreciendo un país entero. Estamos
dirigidos, o vigilados, por una gobernanza europea, y española, que ha tirado
por la ventana los principios de solidaridad y cohesión para aumentar día a día
las diferencias entre norte y sur, entre ricos y pobres. No hace falta seguir.
Sólo decir que no se acabará con la corrupción, ni la de urgandarines, ni la de
otros muchos, mientras no se suspenda la “prescripción pasada, presente y
futura, por delitos de corrupción”. No le demos vueltas: mientras haya
prescripción, no se combatirá la corrupción. La sociedad no se tranquilizará
mientras no vea a todos los corruptos en el banquillo de los acusados.
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