domingo, 11 de noviembre de 2012

WE TAKE CARE OF OUR OWN


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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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Con la canción de fondo de Bruce Springsteen, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se dirige a los suyos en el Grant Park de Chicago. Obama vuelve a hablar de esperanza en su discurso de la victoria. Tras el reconocimiento de Mitt Romney de haber perdido, Obama decía: “Creemos en una América generosa, compasiva y tolerante. Creo que podemos mantener la promesa que fundó este país: no importa de dónde vienes, si eres hispano, negro o blanco, homosexual, joven o viejo, gay o heterosexual”. Es un discurso que identifica el mensaje progresista y tolerante. “Lo mejor está por venir”, es propio de un líder que transmite ilusión.

En un discurso de 20 minutos, dio tiempo para lanzar el mensaje de que todos unidos iban a trabajar para mejorar la sanidad y la educación, impulsar la innovación, mejorar el déficit y contrarrestar el calentamiento global. Pero no hubo cabida para introducir reformas, privatizaciones, recortes, austeridad,… y todo lo que sí hubiera introducido si hubiese ganado el candidato conservador.

Todos los gobiernos europeos, en un ejercicio de cintura diplomática, se han apresurado a felicitar a Barack Obama. Normal, y hasta loable. ¡Hombre! todos sabemos que mientras la felicitación de François Hollande puede enmarcarse desde la sinceridad, otras felicitaciones, procedentes de gobiernos conservadores, pueden justificarse desde ese ejercicio de cintura diplomática, pero, por coherencia ideológica, se hubiesen alegrado más del triunfo de Mitt Romney. Hasta ahí normal. Pero lo que ya raya en el cinismo más ridículo es la declaración de García-Margallo, cuando dice: “Ha ganado el nuestro”.

De todas formas sería muy conveniente estudiar un fenómeno social europeo, un tanto contradictorio. No es fácil explicar que en Europa con una mayoría de gobiernos conservadores, el 92 % de los ciudadanos deseaban, y se han alegrado por el triunfo de un líder socialdemócrata, en Estados Unidos. Los dirigentes socialistas europeos deberían plantearse esta situación tan insólita. Es muy urgente preguntarse qué le pasa a la socialdemocracia europea. Precisamente en Europa, la cuna del “Estado del Bienestar” desde la segunda guerra mundial.


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