domingo, 10 de junio de 2012

LA TELEVISIÓN PÚBLICA



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Apuntes del siglo XX… y XXI
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Lamentable. Después de 33 años de régimen democrático, tener la necesidad de hablar de regeneración democrática es…  sencillamente lamentable. La democracia se resiente en la Justicia, en la política, en la economía, en las relaciones laborales, en la Educación, en la Sanidad, en lo social,… en todo. Ya no es el problema puntual de cualquiera de estos aspectos; no; es problema de la democracia misma. Son los fundamentos democráticos los que están fallando. Nuestra democracia empezó en la Transición basándose en el consenso. Hoy el consenso es imposible, porque la democracia se ha debilitado.

Desde esta columna, y desde otras muchas, se viene denunciando, hace tiempo, que la crisis económica es más crisis política que económica. Ahora se impone dar un paso más: “es una crisis democrática”. Los partidos políticos deben luchar para salir de la crisis, y saldremos. Pero se salvará el sistema financiero y los mercados. El ciudadano no se salvará, se hundirá. La partidocracia se ha convertido en la búsqueda de la solución, y el futuro del propio partido. Por eso los partidos no luchan, no logran que la acción vaya dirigida hacia el beneficio del ciudadano. Por eso no es posible el consenso; porque cada uno va a lo suyo. El debate político se ha convertido en la lucha por el poder de los partidos.

El ejemplo más reciente, es el de Radio Televisión Española. Es el más claro botón de muestra del deterioro democrático que sufre la mayoría, por no decir la totalidad, de nuestras instituciones. Con la Ley de nombramientos del ente público, del año 2006, habíamos logrado un nivel bastante aceptable, de imparcialidad, de pluralidad, y de calidad. Habíamos logrado unos servicios informativos de prestigio, dentro y fuera de España. Está claro que se intenta volver a la RTVE del Gobierno. Está claro que volvemos a una televisión al servicio de los intereses partidistas.

A los cinco meses de la llegada de Rajoy a la presidencia del Gobierno, “un decreto ley”, -sin debate alguno-, modifica los nombramientos para volver al modelo que permite al Gobierno nombrar los cargos en RTVE. El partido se pone por delante del interés general. Es un golpe bajo a la democracia.


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