domingo, 22 de abril de 2012

¿QUÉ ESTÁ PASANDO?


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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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Es la pregunta pendiente. El PSOE aún no se ha hecho esta pregunta. ¿Por qué está pasando lo que está pasando? No es suficiente decir que el partido hace autocrítica. No. No es suficiente. Cómo va a hacer autocrítica si no sabe lo que está pasando. Ya no vale decir hemos cometido errores. Hay que saber cuáles son esos errores. El PSOE sigue sin hacer un estudio profundo de la situación. Y si lo ha hecho no lo está explicando, -que ha sido uno de sus grandes errores-. Y si a esto le sumamos que la intelectualidad de izquierdas está absolutamente desaparecida, podemos concluir que el progresismo está desnortado. El catedrático Jordi Gracia se asombra de que los acontecimientos hayan desbordado la realidad anímica.

El propio Gracia concluye que “la izquierda se ha instalado en una resignación biológica que le impide arbitrar un frente fuerte para limitar el poder del dinero y fortalecer el poder del Estado”. No sé si el profesor muestra su preocupación desde una posición de izquierda radical y trasnochada. Puede que sí. Pero de lo que no cabe duda es de que la izquierda progresista y moderada, moderna, ha caído en una desmotivación muy preocupante. Preocupante, no por el porvenir de un partido político, sino porque la democracia está coja sin la compensación de un poder que frene al capitalismo salvaje neoliberal que nos ha invadido, y que nos ha traído a donde estamos. ¿Quién frena las políticas asfixiantes de Merkel y Sarkozy?

El gran problema que acecha a la sociedad actual, es que la derecha se ha escorado hacia posiciones más propias de un capitalismo decimonónico, y que la izquierda se ha sumido en el derrotismo de la impotencia. La primera lleva a la sociedad hacia niveles socioeconómicos alejados del bienestar social de una clase media propia del siglo XXI. Y la desmotivación de la segunda ha conducido a la desmovilización de la izquierda intelectual y de las clases medias desilusionadas.

El PSOE, en estas circunstancias, no debe situar como objetivo inmediato ganar posiciones con vistas a las próximas elecciones. Ese debe ser su objetivo último, pero no el inmediato. Lo inmediato es transmitir un mensaje, una corriente, que muestre a la sociedad que la socialdemocracia no ha muerto; que hay que revitalizarla para que actúe como contrapeso de equilibrio; que recupere la ilusión que han perdido los cuatro millones y medio de votantes desilusionados; que hay otras formas de hacer frente a la crisis que las que proponen las corrientes dominantes. Y cuando haya logrado eso, las elecciones vendrán solas, porque habrá una mayoría social con fuerza e ilusión suficientes para sustentarlas.


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