sábado, 18 de febrero de 2012

ALGO NO MARCHA



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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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Durante cuatro años hemos estado observando que la economía y el empleo, iban de mal en peor. Pues bien: cuatro años después, la marcha hacia el precipicio no termina. No solamente brilla por su ausencia el más mínimo atisbo de recuperación. No. Lo más sangrante es que la situación empeora por momentos. No parece entonces arriesgada la afirmación de que “Algo no marcha”. Las recetas aplicadas no han sanado al enfermo. El problema es que, visto lo visto, ni sirven las recetas, ni el médico que las ha prescrito, ni el hospital donde reside el enfermo. Ha llegado la hora de cambiar de receta, de médico, y de hospital.

Aceptado este planteamiento se impone la necesidad de analizar los pasos dados, por una parte; y, por otra, diseñar un nuevo diagnóstico con un nuevo tratamiento. Porque si no, el enfermo se nos muere. Y la familia con los brazos cruzados, sufriendo la pena, se declaran impotentes ante un panorama que no entienden, pero se dan cuenta de que “Algo no marcha”. Esa familia es la sociedad.

La gente no entendemos de mercados, ni de macroeconomía, ni de ingenierías financieras, ni de primas de riesgo, pero eso no significa que seamos tontos. La sociedad no puede entender, que esa entelequia conocida como “los mercados” quisiera forrarse. La avaricia les llevó a reventar el saco. Y que después sean ellos, esos mismos “mercados”, quienes nos marquen la pauta, quienes nos digan lo que tenemos que hacer. Marcan los cambios para que nada cambie.

Son los que nos han arruinado, los que nos fuerzan a tomar las medidas que debemos poner en marcha para salir de esa ruina. Es en el poder financiero donde se introdujo, con la ayuda de una determinada ideología política, la facilidad para conceder hipotecas, la facilidad para endeudarnos, con el canto de sirena de que así nos hacíamos más ricos. Y ahora, esos mismos sectores políticos y económicos, nos dicen que no es posible mantener ese sistema de vida; que nos tenemos que apretar el cinturón; que tenemos que recortar gastos; que tenemos que ser más austeros.

Me viene a la memoria aquella famosa frase de José Antonio Labordeta en el Congreso de los Diputados: “Vaya Vd a la mierda”. Todos nos hemos equivocado. Unos más que otros. No vayamos a caer en error de decir ahora que todos somos iguales. No. Pero, ¿Quién va a tomar la iniciativa de acabar con esta maledicencia? ¿Quién va a romper este endiablado círculo? ¿Cuándo vamos a convencernos de que la política debe estar por encima de las pelas? ¿Dónde están esos líderes capaces de tomar las riendas de un nuevo rumbo? Mientras tanto “esto no marcha”.






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