lunes, 14 de noviembre de 2011

CAMBIO DE MODELO (II)


Sin lugar a dudas. El modelo neoliberal ha fracasado. Y ha fracasado porque el liberalismo se ha visto superado por quienes lo han utilizado para abusar del sistema y llevarse el ascua a su sardina. Por ello se están levantando voces en Europa contra los partidos que en su ideario figura el liberalismo conservador como fórmula de la economía. Pensar que un partido de corte liberal puede corregir los desvíos que han provocado la crisis es como poner al frente de los bomberos al pirómano.

Basta observar el devenir de Europa desde que en el Tratado de Roma se sentaron las bases para constituir una Unión Europea. La mayor parte de los líderes europeos de corte socialdemócrata contribuyeron de forma eficaz al desarrollo de esa Unión. Esos políticos eran las cabezas pensantes, y no los mercados. Tuvieron muy claro, desde el principio, que a los mercados hay que dejarlos que actúen con libertad, creando riqueza y desarrollo económico. Pero atándolos muy de cerca porque de lo contrario se adueñan del chiringuito y nos traen a todos de cabeza.

Se dieron cuenta, con gran lucidez, que una Europa unida, política y fiscalmente, iba a hacer frente a los envites políticos y monetarios que se avecinaban, y que han llegado. No sólo de Estados Unidos, sino de países emergentes, que los líderes actuales habían menospreciado. Como esos objetivos quedaron estancados con la llegada a la política de líderes neoliberales, ha pasado lo que está pasando.

El primer error que cometen los actuales dirigentes liberales y conservadores es defender los intereses patrios, dejando a un lado los intereses globales. Eso se llama nacionalismo. Cuanto más se ayude a los países menos desarrollados, mayor fuerza adquiere el conjunto. La solidaridad y la cohesión fortalecen la unión. Se fortalece el poder productivo y se amplía el mercado propio. El capital gana, pero de una forma moderada, sin abusos, y sobre todo poniendo esa ganancia al servicio del bienestar social. El crecimiento económico, sin crecimiento social es la ruina de una sociedad.

Y eso lo saben los partidos liberales. Lo saben. Por eso no explican con claridad sus programas. Lo sustituyen con estrategias electoralistas. Lo sustituyen con proclamas simplistas vacías de contenido y a veces engañosas. Pero si es muy fácil: libertad de mercado sí, pero bajo el control de la política; una política fiscal e impositiva claramente progresiva, en la que las clases menos pudientes no paguen apenas impuestos, que las clases medias solo paguen lo razonable para mantener su poder adquisitivo y pueda ser el sustento de la economía, y que los más pudientes sean las que más aporten al funcionamiento del Estado; una lucha brutal y sin cuartel contra el fraude fiscal y contra la corrupción, dos temas que se obvian en los debates entre políticos como si eso no fuera con ellos; y el predominio de lo público en la Sanidad, en la Educación, y en el Estado del Bienestar, como factor igualitario.


1 comentario:

  1. Sin olvidar también el flaco favor que se le hace a la democracia.
    ¿Para que sirven unas elecciones, si al final el ganador de las mismas es sustituido por un tecnócrata que solo sabe de economía y recortes?
    Ponen a un zorro para guardar las gallinas.
    Si a eso se le suma una pléyade de políticos europeos mediocres y sin altura de miras, así nos luce el pelo.
    Y lo peor de todo, es lo que nos queda...
    Un abrazo.

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