sábado, 1 de octubre de 2011

¿QUIÉN LO HARÁ?



Hace unos días, coincidiendo con una de los mayores desplomes de la Bolsa, le preguntaban a un importante economista, su interpretación de esas caídas. En tono de humor, pero asumiendo una tremenda realidad, decía: “Espero no decir algo que dentro de unas horas ya no sirva” Los movimientos especulativos actúan con tal rapidez, que en un momento pueden hacer cambiar la economía mundial. Parece sensato decir que es imposible prever lo que va a pasar.

Menos el Partido Popular, claro. Bueno, el Partido Popular ni dice lo que va a pasar, ni dice lo que va a hacer. Eso sí. Sabe perfectamente que Zapatero no ha previsto lo que nos venía encima. Y sabe perfectamente que estamos como estamos por culpa del Gobierno Zapatero. Eso sí lo sabe. Y sabe también que ellos tienen la fórmula para arreglar la crisis. Lo que ocurre es que, como el buen confitero, no quieren desvelar su fórmula. Es su secreto, muy bien guardado.

Bromas aparte. La situación es tremendamente preocupante. El futuro se presenta muy confuso. Se impone mucha seriedad, mucha responsabilidad, y más aún, mucho consenso. Lo primero que hay que determinar es el origen de la crisis, y salvo quienes todo lo malo se lo achacan a Zapatero o a Rubalcaba, -hasta la muerte de Manolete-, hay unanimidad en coincidir que el origen debe situarse en una libertad de mercado mal entendida, abusadora, y sin regulación alguna.

Por tanto, lo más urgente, es el sometimiento del sistema financiero al poder civil. De la misma forma que el poder militar se sometió al poder civil, la libertad de mercado debe estar sometida al poder civil. Es la política, como representante de la soberanía popular quien tiene que poner orden. La política es quien tiene que regular la economía, y no al revés, como está ocurriendo en muchos casos.

Hay que acabar con la contradicción de que los gobiernos tengan que salir en ayuda de quienes provocaron el desastre, y que los más perjudicados sean los que menos culpa tienen. Estamos metidos en el sistema de tal forma, que cuando surge una emergencia como la de mayo del 2010, hay que salir al paso frenando la caída como sea, sin pensar en ideologías. Tomando medidas de consecuencias inmediatas. No se puede hacer otra cosa. Así lo han venido haciendo todos los gobiernos, de izquierdas y de derechas. Pero hay que poner la mirada más lejos, porque si no invertimos el orden que han establecido los mercados desregulados, irremediablemente volveremos a otra crisis. Posiblemente no esté lejos, y quizá sea más grave.

Pero ¿Quién lo hará? No sabemos si Rubalcaba tendrá margen de maniobra para conseguirlo. Lo que sí sabemos es que un partido de ideología neoliberal y conservadora no lo va a hacer. De eso estamos seguros.


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