miércoles, 19 de octubre de 2011

LO QUE EXIGE LA IZQUIERDA

Como diría el periodista José Ignacio Torreblanca, la política es un problema de oferta y demanda. Y cuando la oferta no coincide con la demanda, se produce un distanciamiento de los partidos con su electorado. La derecha eso lo entiende muy bien. Sabe que su electorado, por voluntad propia, o inducida intencionadamente, pide caña a sus adversarios. Por lo tanto no hay distanciamiento. El partido crispa y su clientela lo aplaude. Sea cual sea el origen, la oferta coincide con la demanda. Eso justifica que con líderes de bajísima valoración mantengan la intención de voto.

Siempre se ha dicho, incluido el que suscribe, que la izquierda ha sabido reciclarse a través de la historia y de los tiempos, mejor que la derecha. La izquierda ha evolucionado ideológicamente, mientras la derecha se mantiene en sus principios ancestrales de conservadurismo a ultranza. El concepto “izquierda” ha cambiado mucho más que el concepto “derecha”. Es cierto, pero desde un punto de vista puramente ideológico. El planteamiento de la izquierda no se recicla.

Los partidos de izquierda en Europa, y España no es una excepción, se han ido derechizando. Forzados por el pragmatismo económico, arrastrados por las exigencias de los mercados. Sí. Pero dejando a un lado el punto de mira último. Es cierto que a veces las circunstancias obligan a tomar posiciones alejadas de sus principios. Lo que ocurre es que una vez encasillados en esa dinámica, se han dejado atrás los valores que han dado sentido a la izquierda. Modernizada, sí, pero izquierda. No la izquierda del siglo XIX, pero sí la adaptada socialdemocracia.

El arrastre ha sido tan fuerte, que los partidos de izquierda se han metido de patas en el cenagal. Ahora que no se extrañen por el desencanto de sus seguidores. Como la oferta no coincide con la demanda, sus votantes se quedan en casa. Se equivocan el partido y sus electores. Aquellos que más necesitan una política de izquierdas, progresista y socialdemócrata tiran la toalla.

La izquierda socialmente, existe. Hay que darle lo que demanda, lo que necesita. No es solo problema de no saber explicar, que también lo es, es problema de diseñar políticas que correspondan con sus inquietudes, con sus aspiraciones. El político, más que el elector, tiene que tener el firme convencimiento de que la socialdemocracia tiene fórmulas adecuadas para todas las épocas y circunstancias.

Con servicios públicos universales y de calidad, con igualdad de oportunidades, controlando y regulando los mercados, y con impuestos progresivos, se ataja la crisis. Pero sobre todo se sale de ella con más fuerza y evitando caer en otra. Con políticas neoliberales volveremos, más pronto que tarde, a otra crisis, a otra burbuja, a otra depresión, a otro desastre. Seguro.






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