domingo, 23 de octubre de 2011

FRACASO TOTAL


Desde las siete de la tarde del pasado día 20 de octubre, tengo un nudo en la garganta, que me está impidiendo disfrutar de la gran noticia que supone saber que ETA decide dejar de matar. Sí, un nudo en la garganta, en el que se acumulan todos los nudos que se han ido produciendo con cada una de las 829 muertes, cuando veíamos las imágenes de otro asesinato, el nudo que produce ver un funeral, ver una familia destrozada, ver una historia truncada. Ese dolor está muy por encima del comunicado de ETA. Pero la realidad es que se ha producido ese comunicado que tanto esperábamos los demócratas, y sobre todo los bien nacidos.

Igualmente se me agolpan las ideas que van surgiendo, y que no puedo procesarlas con el orden y concierto que yo desearía. Es la lucha interna que llevan a cabo todas esas ideas que pretenden a empujones  abrirse paso. Todas quieren salir a la luz. Pero no hay sitio para todas.

La primera y la más determinante es la ya mencionada sensación de dolor por las 829 víctimas, y el dolor de sus familias. Es verdad, que por su crueldad y su trascendencia, algunas muertes han producido más impacto. Pero no quiero hacer selección. Debemos tener presentes todas. Son estas muertes, la seña de identidad de una época que por fin ha llegado a su fin. Deben ser el referente de la historia de estos 51 años. Tengamos siempre presente en nuestra memoria este dolor.

La segunda sensación quizá debería ser el éxito de la democracia, el éxito de un firme propósito para vencer. El crimen no podía triunfar. La única salida es que el Estado de Derecho se imponga a la barbarie. No puede ser otro el camino. De lo contrario, ni habría democracia, ni habría Estado de Derecho.

Pero junto a un éxito como este, hay indefectiblemente un fracaso. Es el estrepitoso fracaso del crimen, del terrorismo, de la violencia. Los terroristas han fracasado. Más de cincuenta años asesinando, “para conseguir unos objetivos”. Y no han conseguido ni uno. Más de cincuenta años para darse cuenta de que habían equivocado el camino. Para darse cuenta de que no tenían otro remedio que rectificar el tiro. Ya se han dado cuenta de que estaban enfrentados a una sociedad fuerte, decidida a hacerles frente. Tarde, con mucho dolor, pero más vale tarde que nunca.

Una vez pasado, solo queda agradecer a todos los que han participado en esta lucha.
A todos los gobiernos, a todos los ministros del Interior, a todas las Fuerzas de Seguridad, a todos los que han dado su vida por la causa, a todos los países que han colaborado, a toda la sociedad. Con este agradecimiento, desear que no se vuelva a repetir. Y para terminar me van a permitir otro deseo: que nadie vuelva a caer en la tentación de utilizar la lucha antiterrorista para intereses partidistas, poniendo palos en las ruedas. Es una pequeña mancha que tiene esta historia.

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