viernes, 2 de septiembre de 2011

LA TRANSICIÓN


Apuntes del siglo XX


Carlos Alberto Montaner, en The Fletcher School de Tufts University, se formula la pregunta: “¿Los valores prevalecientes impulsaron los cambios o los cambios generaron unos nuevos valores en la sociedad española? La única contestación que se me ocurre es que la Transición, sea una combinación de ambos factores. Pero no de los valores prevalecientes de una dictadura, sino los valores que se habían ido incubando a través de muchos años de descontento.
                                      
Además de un hecho histórico objetivable, es también una serie de fenómenos sociológicos en los que el historiador puede y debe subjetivar para que el espectro del conocimiento sea mucho más rico. Hay que conocer mejor el hecho histórico. Para ello se impone la necesidad de recopilar datos, porque sin ellos no es posible ese estudio, lo más objetivo posible. Sin embargo puede resultar interesante añadir al estudio los apuntes de ese segundo aspecto más subjetivo. Se trata de analizarlo y observarlo como fenómeno sociológico.

Los acontecimientos históricos, deben ir acompañados de su aspecto social. Social, en el sentido de que las corrientes de pensamiento de la sociedad en ese momento, forjadas a través de los años anteriores pueden ser, y son, determinantes para que se produzcan los hechos históricos de la forma en que se producen. El acontecimiento no se produce por generación espontánea. Se ha ido modulando un posicionamiento general que desemboca en el hecho concreto que la historia se encarga de plasmar en los libros.

La dictadura entierra, ignora, y a veces hasta aniquila, los movimientos forjados hasta la imposición del sistema dictatorial. La dictadura borra todos los vestigios anteriores. Mejor dicho, trata de borrarlos. Porque los tanques y las pistolas callan las voces, pero no callan los sentimientos. La sociedad, aunque en un profundo letargo, sigue creciendo en los anhelos de libertad, de justicia, y de bienestar. Por eso, al mismo tiempo que se va borrando, o deteniendo más bien, el sentir de progreso de la sociedad, va creciendo, en lo más profundo de ese mismo núcleo social, la necesidad de resurgir a todo lo que signifique libertad, bienestar y progreso. Así, insensiblemente, van armándose, van forjándose, los elementos renovadores que van a sustituir el régimen de dictadura por otro de libertades.

Es la pujanza que lleva a la sociedad de los años setenta a reconducir los parámetros económicos, sociales y culturales de la Transición. Siempre achacamos la Transición al buen hacer de un grupo de políticos que tuvieron el coraje y la inteligencia de llevarla a buen término. Es cierto. Pero añadiendo, que acertaron, sobre todo, porque supieron traducir la inquietud de una sociedad que durante muchos años continuó evolucionando en sus conciencias; una sociedad que estaba preparada para afrontar lo que en su más íntimo sentimiento fue forjando durante años.


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