martes, 30 de agosto de 2011

LOS IMPUESTOS


Ahora se está oyendo mucho la necesidad de “subir los impuestos a los ricos”. Dicho así, es un error. Puede conducir a confusión. La expresión puede encerrar un contenido demagógico con el consiguiente peligro de ser un obstáculo para la verdadera intención de los que están lanzando ese mensaje. Además los defensores del liberalismo conservador pueden aprovechar la expresión para advertir del peligro de “que vienen los rojos”. La frase puede ponerse tan de moda, que algunos de esos ricos, de forma farisea, pidan asombrosamente una subida de impuestos a sus fortunas. Así, voluntariamente.

Deberíamos aprovechar este momento para hacer algunas consideraciones sobre los impuestos. Hablar de impuestos, no es hablar del demonio. Es hablar de las distintas formas de entender la fiscalidad. La fiscalidad, además de ser una necesidad para el funcionamiento del Estado, es el mejor de los procedimientos para conseguir una sociedad más igualitaria, y más justa.

La tolerancia y el respeto al diferente, imponen la obligación que tenemos, todos, de analizar la aplicación de los impuestos, como distintas formas de establecerlos. No es la buena y la mala, es la de cada uno. Cada ideología tiene su forma de entender los impuestos. Dos formas muy diferentes, claramente diferenciadas. El problema radica en que durante los últimos tiempos se han confundido las líneas divisorias. La derecha ha sido más coherente. No se ha salido de su guión: “bajar los impuestos”. Es la teoría de la derecha, y ha sido fiel a ella.

El Gobierno de Zapatero, y el PSOE, han cometido un error al decir que: “bajar impuestos es de izquierdas”. No es cierto. Han entrado al trapo de una lucha por: “A ver quien baja más los impuestos”, y no se han dado cuenta de que bajar los impuestos es de derechas. No se han dado cuenta de que subir los impuestos no es sacrificar más a los ciudadanos. Todo lo contrario: “cuanto más se recaude más bienestar se puede ofrecer a la ciudadanía”. El problema es cómo distribuir esa carga impositiva para que sirva de equilibrio entre las diferentes clases sociales. La clave está en un sistema proporcional, que pague más quien más tiene; y sobre todo que defraude menos.

Dice la derecha: “Si bajan los impuestos el ciudadano dispone de más dinero para gastar, aumenta el consumo, y la economía crece. Sí. Crece. Pero se les olvida el aspecto igualitario que debe tener un buen sistema fiscal. Cuanto más bajos sean los impuestos, menos prestaciones sociales. ¿Y quién sufre eso? Las clases con menos poder adquisitivo. Las clases más altas se pueden costear esas prestaciones. La prueba más evidente es que los países con mayor carga impositiva son los que disponen de un mayor progreso y de un mayor bienestar social. Por tanto un partido que se considera socialdemócrata tiene que plantearse seriamente un sistema fiscal equitativo. Es el reto que debe plantearse el PSOE post crisis.


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