lunes, 15 de agosto de 2011

LA SOCIALDEMOCRACIA


El pasado día 5 de julio, me sorprendía, por doble motivo, cuando leía en las páginas de opinión del diario El País un artículo de Máximo Díaz Cano. Lo titulaba: “La socialdemocracia, en tierra de nadie”. Ya el título es un acierto, porque resume el contenido y porque se ajusta a nuestra realidad, realidad de hoy. En principio me sorprendió ver el nombre de una persona conocida y apreciada. Pero mi sorpresa fue mayor y más gratificante cuando leí el artículo. Lo guardé en mi hemeroteca particular, como guardo todo aquello que puede ser instructivo, que puede ser, y lo es, la base de la solución a los problemas que nos acechan.

Sí. “La socialdemocracia ha perdido la brújula del discurso ideológico y se ha extraviado” Se ha perdido en terreno de nadie. Barreda lo ha insistido en repetidas ocasiones. “Cuando se pierde la hegemonía ideológica se termina perdiendo las elecciones. Pero el tsunami neoliberal nos ha arrastrado a todos.

Zapatero ha terminado reconociéndolo: “Me arrepiento de no haber pinchado la burbuja inmobiliaria que heredamos, y que nos ha llevado a unas tasas de paro insostenibles.” ¿Pretendo culpar a Zapatero de habernos apartado de los parámetros de la socialdemocracia? No. Zapatero no ha hecho otra cosa que tomar el único camino posible.

Si un bombero rompe una puerta porque dentro de la casa hay un niño en peligro, no podemos culpar al bombero del destrozo. Es una medida de emergencia. Es la misma medida que hubiera tomado cualquier persona independientemente de su ideología. Lo que hay que hacer a partir de ese momento, es evitar la actitud  irresponsable que ha dado lugar a la situación de peligro de ese niño.

Todos, desde los años ochenta hemos ido hacia la deriva. Se han introducido muchas medidas sociales, en educación, en sanidad, en pensiones, en salarios, en atención a los más necesitados. Pero junto a esas medidas, nos hemos dejado comer el terreno por las corrientes neoliberales. Se ha ido introduciendo la malvada idea de que para llevar a cabo esas mejoras sociales hace falta dinero. Sí, hace falta dinero, pero no reduciendo y recortando; no reduciendo en gastos; todo lo contrario; aumentando los ingresos; luchando contra el fraude.

¿Y cómo se puede invertir la reducción de gastos, por una mejora de ingresos? Muy simple. Aplicando la ideología socialdemócrata. No permitiendo que el poder financiero marque la pauta a los políticos. Liberalismo sí. Pero liberalismo sin control político no. Ahora no es fácil. Pero hay que empezar a tomárselo en serio. Y no ceder un ápice en las dos cuestiones que denuncia Díaz-Cano: Que el poder político se sitúe en la vigilancia del poder financiero, y que la fiscalidad, además de un interés recaudatorio tenga un poder igualitario sobre la sociedad que administra.


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