martes, 23 de agosto de 2011

AGENCIAS DE CALIFICACIÓN


Paul Krugman profesor en la universidad de Princenton y Premio Nobel de Economía, publica en el New York Times un estudio sobre la situación de los Estados Unidos y la influencia de las agencias de calificación sobre riesgos financieros.

Es evidente que la credibilidad y la potencia económica de los Estados Unidos a nivel internacional no es la que era. Quizá por muchas razones. Pero a mí se me ocurren, en principio, dos que pudieran haber sido las más concluyentes. Los Estados Unidos de América han estado actuando, tanto demócratas como republicanos, como los amos del mundo. Una política exterior imperialista, queriendo controlar todo, a base de ejércitos muy poderosos, y de presupuestos armamentísticos desorbitados. No pensaron en la posibilidad de que eso podría acabarse, y que iban a surgir potencias emergentes con las que iba a ser necesario contar en el próximo futuro.

La segunda cuestión que ha podido influir en la situación actual, es que la corriente neoliberalizadora de la economía se ha engullido al propio sistema. El neoliberalismo, en sus desmesuradas ansias de poder y dinero, ha ido demasiado lejos y puede que se autodestruya. Puede que acabe consigo mismo. Un capitalismo tan salvaje que puede destruirse a sí mismo. El problema es que en ese camino de autodestrucción se va a llevar por delante a todas las economías que han fundamentado su funcionamiento en esos principios. Principalmente, los Estados Unidos.

Una parte de ese neoliberalismo son las propias agencias de calificación. Agencias que inventó el proprio sistema para utilizarlas y ahora se han vuelto contra el mismo sistema. Son las agencias que han desempeñado un decisivo papel en el origen de la crisis, otorgando buenísimas calificaciones a operaciones financieras que después han resultado productos tóxicos que han contaminado toda la economía mundial. Conviene recordar que la misma agencia S&P, que ahora rebaja la nota de riesgo para los EE UU, fue la que calificó a Lehman Brothers con la AAA, y a los pocos días quebró, originando el efecto dominó en todo el sistema financiero mundial.

Antes de proceder a rebajar la nota, S&P envía una advertencia al Tesoro de los Estados Unidos. En dicho informe previo los funcionarios del tesoro detectaron un error de “dos billones de dólares”. La agencia reconoce su error pero baja la nota. Lo que rebela claramente que las calificaciones tienen el fin exclusivo de influir en los mercados para variar el precio de los bonos de la deuda soberana. Por eso, dice Krugman, no hay ninguna razón para tomarnos en serio las agencias de calificación.

La Administración Obama, además, cuenta con otro problema añadido, más político que económico, y no es otro que la negativa a todo, de una derecha radicalizada, que, necesita en primer lugar desacreditar al gobierno para llegar al poder y mantener el chiringuito que se tambalea. ¡Qué no se acabe el chollo!



No hay comentarios:

Publicar un comentario