martes, 2 de agosto de 2011

LA ERA ZAPATERO



La era Zapatero está a punto de llegar a su fin. Todo tiene su principio y su fin. Siempre se ha caracterizado por un “talante conciliador” y por la defensa de los “derechos sociales”. Como todo dirigente político, y como todo ser humano, ha tenido mejores y peores momentos, ha tenido que capotear circunstancias más favorables, y otras menos favorables. Ha tenido aciertos y errores. ¿Quién no los tiene? A pesar de sus detractores, nadie conseguirá borrar de su perfil esas dos características que lo han definido.

Por mucho que insistan quienes lo detestan, cuando llegó al poder, tuvo que hacer frente a una herencia, con réditos buenos y otros menos buenos. Es cierto que la situación económica era buena. Pero no es menos cierto que el proceso de privatizaciones y liberalizaciones, del año 1998, propias de una política neoliberal, fue el origen de una burbuja económica, que nos ha llevado a los índices de paro más insoportables de nuestra historia. Y en política exterior, hoy a toro pasado, es fácil deducir que Zapatero heredó también aciertos y errores.

Hasta aquí todo normal. La política tiene sus ciclos, y los gobiernos tienen que hacer frente a lo que venga. A nadie se le debe negar su buena voluntad, y su buen deseo de dar a los españoles lo mejor que se pueda. Las diferencias de unos gobiernos y otros hay que enmarcarla en tres aspectos: su ideología, sus aciertos o errores, y su actitud a la hora de diseñar la estrategia.

Respecto a la ideología, nada que objetar. Quien gana las elecciones tiene todo su derecho a tratar de llevar a cabo sus tendencias socialdemócratas, o, sus tendencias liberal-conservadoras. Es legítimo. En cuanto a los aciertos y errores, todos los han tenido. Pero el balance general es positivo. Desde que tenemos democracia, España ha avanzado más de lo podíamos sospechar. El gran problema que ha tenido que soportar Zapatero es la actitud en la estrategia diseñada por el PP, siempre que está en la oposición.  

A Zapatero, con sus aciertos y sus errores, le ha tocado hacer frente a la crisis global más despiadada que se haya conocido, provocada por la desmesura de un poder financiero insaciable. Ha tenido que hacer frente a una burbuja que nos ha conducido a la ruina y a la corrupción. Y ha tenido que hacer frente a una forma de hacer oposición absolutamente irresponsable, tremendamente destructiva.

Tratar de demoler a políticos que han introducido los mayores avances sociales y que han colocado a ETA en su momento más débil, es injusto, irresponsable y desleal. Les dará, o no, réditos electorales, pero a mí personalmente me hubiese gustado más que, sin dejar de criticar los errores del Gobierno socialista, que los ha tenido, se hubiesen dedicado a colaborar en los grandes temas de Estado, y a explicar las virtudes de su proyecto político, “si es que creen en ellas”.


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