miércoles, 1 de junio de 2011

CULPABLE.... ¿QUIÉN?

El sentido de lo social, el sentido de una sociedad que avanza en sus derechos y en su bienestar, corre peligro. No es nuevo. Es un peligro que viene desde hace mucho tiempo. Un país y un continente que ha luchado y ha conseguido los niveles de bienestar más altos del mundo. España y Europa gozan de unos servicios públicos básicos que han costado muchos esfuerzos conseguirlos.

Cuando José Luis Rodríguez Zapatero llega al poder, lo hace inmerso en un baño de voces que le pedían: “No nos decepciones”. ¿Nos ha decepcionado? ¿Ha defraudado a los que le auparon? ¿Ha tirado por la borda la ilusión de una sociedad más justa?. A mí no me ha decepcionado. Ni a mí, ni a mucha gente. José Rodríguez Zapatero ha sido azotado por tres corrientes, inesperadas, fortísimas, implacables e injustas.

En primer lugar, cuando había conseguido un importante avance en la mejora social de España, -lo diremos y lo proclamaremos como una realidad histórica-, le sorprende una crisis económica global, provocada por un sector cuya avaricia no tiene límites.

En segundo lugar, se encuentra con unos niveles de paro, que hunden en lo más profundo, todos los avances sociales que había conseguido. Un paro mayor que en ningún otro país, porque la burbuja que lo ha provocado también creció más que en ningún otro lugar. Un fenómeno provocado por quienes cifraron el crecimiento económico en España en un proceso de liberalización, mayor que ninguno.

Y la tercera circunstancia que ha concurrido en esta lamentable situación ha sido encontrar con una oposición, que desde el principio situó su estrategia en meter el dedo en la herida de la crisis y del paro, como no lo ha hecho ningún partido de oposición en occidente. No ha tenido la grandeza de colaborar en la solución del problema, sino más bien en aprovecharse de él para lograr lo que está logrando.

También podríamos decir, en honor a la verdad que Zapatero ha sufrido el mismo desgaste que todos los gobiernos han sufrido. Todos, sea cual sea su ideario.

Pero escudarse en esto, por mucha verdad que contenga, no es suficiente en el actual momento, ni siquiera oportuno. El Partido Socialista no puede enrocarse en ser la víctima de tsunami que nos ha invadido. La decepción sobre Zapatero, y sobre el socialismo en general, en España y en Europa, hay que buscarla en la incapacidad de evitar que las teorías del neoliberalismo nos invadan. Ahí es donde tiene que trabajar la socialdemocracia. Lo que nos ha llegado es porque el neoliberalismo ha tenido la habilidad y la fuerza de borrar del mapa la socialdemocracia.

Esa es la raíz de todos los problemas. Y desde ahí hay que arrancar. Los progresistas no pueden caer en la tentación de culpar a los demás de las incapacidades propias. Cuando la socialdemocracia se duerme, aparece el berlusconismo, la corrupción, las maquinaciones financieras y las burbujas inmobiliarias. Esa es la culpa del Zapatero y de toda la socialdemocracia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario