sábado, 2 de abril de 2011

¿ A QUIÉN CREEMOS ?

Cada uno es libre de poner la credibilidad en el territorio de su mayor confianza. Vale. Pero tienen que admitir algunos el hecho de que, otros, pongamos en duda sus fundamentos en los que basan la credibilidad. Pero sobre todo, que esos fundamentos partan siempre del mismo lado. Porque si la credibilidad varía en función de los intereses propios, y no del bando de donde proceden, están prostituyendo su propia credibilidad. Hablemos claro: Creer más un informe de ETA que la posición del Gobierno, o de las Fuerzas de Seguridad, es una aberración. Pero si por añadidura se creen, a unos o a otros, según convenga a unas conclusiones predeterminadas, están rayando la licitud de su posicionamiento.

En la versión de los etarras que figura en los papeles incautados a Thierry, se describen las cesiones, -según ETA-, que el gobierno hizo a la banda, como órdenes para evitar detenciones o para excarcelar a etarras enfermos. Voilá: “aquí está la prueba de que el Gobierno de Zapatero ha negociado con ETA y de que ha engañado a los españoles”. No se les ha pasado por sus pensamientos, a esos librepensantes, que es más lógico creerse al Gobierno que a unos papeles de una banda terrorista. No han pensado que ni se han evitado las detenciones, ni que todos los que debían estar en la cárcel lo están.

Pero supongamos que es cierto. Supongamos que esas cesiones a las que hace referencia ETA en sus papeles fueron ciertas. En ese caso habrá que admitir lo que en toda negociación es materia común. Ofertas, tanteos, propuestas, órdagos, estudiar reacciones, etc. etc. A nadie se le escapa que de eso, al cumplimiento por ambas partes hay un largo camino. Concretamente, en la tregua de 2006, no hubo ninguna concesión, ni de presos, ni de enfermos, ni de detenciones.

Ahora aparecen más informes de esos mismos papeles, en los que los terroristas admiten su equivocación. Pensaron que el Gobierno iba a abandonar las detenciones, se equivocaron; pensaron que el gobierno necesitaba la negociación para su interés, se equivocaron. Lo reconocen. Llegan incluso a decir: “Hemos despreciado el poder del Gobierno y al final nos la han clavado” ¡Ah! Pero esto ya no se lo creen los librepensantes. Ni se lo creen, ni se lo plantean. Ya ni lo sacan a relucir. Es decir, la credibilidad varía según les interese. Se creen lo que quieren, y a quien quieren. Esos son sus fundamentos para basar su credibilidad.     

Se están equivocando “estos defensores de la libertad de pensamiento” Y ¿por qué se equivocan? Primero porque se han metido en un terreno que no debían. El terrorismo nunca debe utilizarse como arma arrojadiza. Y segundo, porque solo les mueve arremeter contra Zapatero y contra Rubalcaba. Tiemblan cuando piensan que la ciudadanía percibe la excelente labor que está haciendo Rubalcaba para dejar a ETA más débil que nunca. Caen en el error de caminar en paralelo con esa murga mediática que es capaz de decir que “Zapatero y Rubalcaba están más cerca de los asesinos que de los asesinados”. El PP debería desmarcarse claramente de ellos.


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