martes, 26 de abril de 2011

EL PERFIL DE BARREDA


Con motivo de la presentación del libro “Paisaje y paisanaje” de José María Barreda Fontes, el profesor Martín-Miguel Rubio, escribía hace unos días (20 de abril en el Diario Lanza), sobre el “perfil noble de José María Barreda”. La lectura de este artículo me ha dado pie para decir algo que deseaba desde hace mucho tiempo, pero que nunca encontraba la ocasión oportuna, y al tiempo que resultara creíble.

Digo creíble porque en el emponzoñado ambiente que algunos políticos nos vienen invadiendo, los comentarios hacia cualquier dirigente, y Barreda no es la excepción, sólo se oyen elogios desde el mundo socialista, desde las personas progresistas; y las más despreciables apreciaciones, improcedentes e insultantes, la mayoría de las veces, desde el lado contrario del espectro político, desde la derecha. Era el origen  de la idea, quizá equivocada, de pensar que los demás podrían decir: ¡Que va a decir éste! que no se tomarían en serio mis opiniones; que mis opiniones podrían no valorarse en la medida que yo deseaba.

Por ello nunca me lancé a dibujar el perfil que yo tengo de Barrada. Siempre pensaba que mis palabras serían percibidas desde la partidocracia, que existe, más de lo que debiera, pero menos de lo que parece. Porque el carné no hace a la persona. Es la persona la que contribuye a perfilar una actitud generalizada en el conjunto de los carnés. Cuando oigo ciertas declaraciones de personas que se mueven en el ámbito de la derecha, pienso que el conjunto de esas actitudes define más, por desgracia, a un partido, que su propia ideología.

Resulta pues gratificante, al tiempo que desusado, ver a alguien como Martín-Miguel Rubio dirigir elogios hacia una persona que no tiene ligazón ninguna por razones partidistas, ni siquiera ideológicas. Pero yo sé porqué lo hace. Somos contertulios en Televaldepeñas, y contrastamos nuestras posiciones con claridad, sinceridad y respeto. Es una persona convencida del auténtico liberalismo. No como otros que se llaman liberales y detrás, esconden el más rancio conservadurismo. Vive muy de cerca, por su profesión, lo que el Gobierno de José María Barreda está haciendo en pro de la Educación. Pero sobre todo, porque tiene un nivel intelectual que le conduce a una elegancia, tanto en la convergencia como en la discrepancia.

Pero vayamos a José María Barreda. Lo conocí por primera vez, a finales de los 70, cuando era presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, en la clausura de un curso cervantino celebrado en el convento de los dominicos de Almagro. Desde ese momento me llamó la atención su personalidad, su cultura y su preparación, todo ello en el marco de una humildad poco corriente. Ese es el perfil que tengo de él y que en su libro “Paisaje y paisanaje” queda perfectamente dibujado.

En el mismo acto de presentación, Manuel Marín, califica a José María Barreda como “un gobernante con sentido común que conoce muy bien a los ciudadanos de su región”. Paisaje y paisanaje. Hombre de Castilla-La Mancha y hombre de los suyos. Paisaje y paisanaje. Sencillo y profundamente humano, con la capacidad admirable de integrar a todos. Humanista enamorado de Castilla-La Mancha, y preocupado por los castellano-manchegos, por su Sanidad y su Educación, por su Bienestar Social. En definitiva por el desarrollo económico, social y cultural. Paisaje y paisanaje.

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