lunes, 4 de abril de 2011

DE IRAK A LIBIA


Puede que lo que estoy escribiendo hoy, no corresponda a la realidad cuando llegue a los lectores. Las circunstancias cambian de un día para otro. Y sobre todo que las reacciones de los dictadores son imprevisibles. Lo que pretendo decir en este artículo, -algo que no va a cambiar-, me lo sugirió en días pasados el periodista Melchor Miralles. Por cierto, un periodista de los afectados por el síndrome de la conspiranoia. Es de los personajes que cifran su periodismo en demostrarnos que el ácido bórico tiene propiedades explosivas; y mientras no lleguemos a la única conclusión que él admite, seguirá martilleando. O sea que va a seguir martilleando porque la realidad no la va a cambiar.

Decía el Sr. Miralles, que admite la diferencia de forma que existe entre la Guerra de Irak y la de Libia. Como si el respeto a la legalidad fuese solo un elemento de forma y no de fondo. Los estados de derecho se basan esencialmente en el respeto a la legalidad. No le parece fundamental al Sr. Miralles que el hecho de que la intervención contra Irak no contase con el permiso de Naciones Unidas y la intervención contra Libia sí. ¿Está negando que el respeto a las leyes internacionales no es lo fundamental?

En su argumento añadía, que en el fondo las razones “políticas y morales” de ambos conflictos son del mismo nivel. Si estaba equivocado “en la forma” lo está aún más en lo que él llama fondo. Además de ser una guerra ilegal, en Irak se cometieron errores gravísimos de motivación, de estrategia, de intereses y de consecuencias. Y si los juntamos todos tendremos el ejemplo más claro de la mayor inmoralidad cometida en la historia reciente.

Mientras que en Libia, además de respetar la legalidad, -que no es poco-, no se han cometido, -de momento- tales errores. Comparar lo uno y lo otro, es meter en el mismo saco una guerra y la defensa de los derechos humanos. Decía el Sr. Miralles que estaba esperando a los que dijeron cuando la guerra de Irak: “no a la guerra”, que lo dijeran ahora. Pies ahí va uno: “No a la guerra”

Esta posición viene de los sectores a los que ni les importa la crisis, ni les importa la guerra. Solo les importa meterse con Zapatero. Repito alto y claro “no a la guerra”. Pero no confundamos. Estamos muchos que no queremos la violencia, y sin embargo apoyamos a las Fuerzas de Seguridad cuando tienen que “utilizar la violencia” para defender los derechos de los demás. Afortunadamente, hoy tenemos leyes y tribunales internacionales que priorizan la defensa de los derechos humanos por encima de los intereses de cada estado. Hoy no cabe el argumento de que no se puede intervenir en cuestiones internas si se están inculcando los derechos humanos. Eso ya pasó. Estamos en otros tiempos, estamos en el siglo XXI.

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