Es muy frecuente decir en determinados ambientes: “si todos son iguales”. No. No son todos iguales. Hemos tenido ocasión de comprobarlo ante las enfermedades de Esperanza Aguirre y de Alfredo Pérez-Rubalcaba. A ningún adversario, ni político ni mediático, le hemos oído tirar al degüello a Esperanza Aguirre con motivo de su cáncer. Incluso hemos visto a personas muy alejadas de su ideología, además de desearle su pronta recuperación, recibir felicitaciones por la manera de afrontar la enfermedad.
Pero amigos: ha caído enfermo Pérez-Rubalcaba, y el sector mediático que representa a la derecha más radical, se ha lanzado a su yugular sin el más mínimo escrúpulo. Sin la más mínima consideración, ni siquiera en el aspecto humano. No son, pues, todos iguales. Los hay de distintas castas y calañas.
Es cierto que la derecha en el PP no ha participado en esa miserable campaña que han lanzado desde la caverna mediática. Pero no es menos cierto que ha faltado desde el PP, algún tipo de desmentido, alguna manera de desmarcarse en defensa del vicepresidente del Gobierno de España. No insultan directamente, pero sienten regocijo, y se frotan las manos, viendo que se trata de desprestigiar a Rubalcaba. No participan en la campaña, pero se aprovechan de ella.
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