No perdamos nuestro modelo. Europa, desde la Segunda Guerra Mundial, desde que se propuso que todos anduviéramos juntos, ha alcanzado un nivel de progreso y de bienestar social, que es ejemplo del mundo. Y lo difícil es precisamente, alcanzar, al mismo tiempo, el progreso y el bienestar social.
Pues bien, ahora estamos en el peligro de perder ese logro. ¿Por qué? Porque el centro de poder económico e industrial se desplaza hacia Oriente. Ahora los países asiáticos encabezados por China son los que están tomando la batuta. El liberalismo económico, junto al totalitarismo político y social, hace que alcancen el desarrollo a costa de un modelo social basado en la explotación. La competitividad la basan en una mano de obra barata.
Y desde aquí se oye decir: Es imposible competir con una mano de obra barata. No. Es que nosotros no tenemos que buscar la productividad en la explotación sino en los avances tecnológicos, en la formación, y en el bienestar social. Se puede. Pero hay que cambiar de modelo productivo.
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