domingo, 24 de octubre de 2010

Los enemigos de Obama

Moisés Naím es uno de los más influyentes analistas internacionales. Además de escribir en importantes periódicos del mundo, es director de la revista Forign Policy. Se trata de una revista que se traduce en 12 idiomas y se distribuye en 180 países. La cita viene a cuento porque en su libro “Ilícito”, Naím pone el dedo en la llaga de lo que pasa en los Estados Unidos de Obama. No hay que perder de vista que Obama es un político progresista, con iniciativas muy estadounidenses, pero en la línea de la socialdemocracia. Y eso, amigos, levanta ampollas en la derecha. Estamos hablando de una tendencia que algunos “centros de interés” se niegan a aceptarla. Quizá sea más acertado decir centros de grandes y poderosos intereses económicos.

Nada de lo que ocurre en los Estados Unidos de América, es producto de la casualidad. Ni las corrientes pro Obama, ni los fortísimos movimientos en contra de sus políticas, ni todo lo que reflejan las encuestas, se está produciendo por generación espontánea. Nada es casual. Todo está muy bien estudiado, y muy bien diseñado. Es pura campaña contra Obama. Estados Unidos se mueve por los “lobbys”. En Estados Unidos la mayoría de los movimientos sociales, políticos y mediáticos están controlados por la dinámica de algún “lobyy” Las Cámaras de Comercio son auténticos “lobbys”, y algunos medios de comunicación actúan como cadenas de transmisión de los todopoderosos “lobbys”

Como botón de muestra, de cómo actúan los “lobbys”, basta observar que aunque Obama sea estadounidense de nacimiento y de tradición cristiana, las campañas contra el actual presidente han conseguido que un 20 % de la ciudadanía piense que no es natural de Estados Unidos, que profesa la religión musulmana, y que es comunista. Revela dos cuestiones: sembrar una mentira, de la que algo va quedando, y extender la intolerancia ideológica de los neoconservadores.

Barack Obama ha tenido que hacer frente a una herencia ideológica, política y económica que ha dejado al país y al mundo, sumidos en una tremenda crisis. Sin embargo la ilusión con que se afrontó la nueva etapa histórica, convencidos todos de que era la esperanza de un cambio necesario, se ha tornado en desesperanza, desilusión, y corrientes contrarias. ¿Es que Obama se ha equivocado de cabo a rabo? Más bien no. Con sus aciertos y sus errores, ha tratado de cambiar el sentido del nacionalismo y de la historia de los Estados Unidos. El problema principal es que para lograr ese cambio ha sido necesario situarse en frente de esos grupos de grandes y poderosos intereses económicos. Y eso es difícil de asimilar. Vamos, que no se lo van a consentir.

Buena parte de la prensa está dominada por titulares que los “lobbys” logran colocar invirtiendo grandes cantidades de millones de dólares. Los muy poderosos movimientos judíos no perdonan que ya no se apoye única y unilateralmente a los israelitas frente a los palestinos. Las empresas farmacéuticas no perdonan la extensión de la sanidad gratuita a toda la población. Los poderes financieros se quejan de los controles reguladores para evitar los abusos del pasado. Y lo peor: que los neoconservadores republicanos temen ver disminuido su poder ideológico, religioso, político y económico. Esos son los enemigos de Obama.

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