miércoles, 13 de octubre de 2010

Hacia el racismo


Siempre que se hable de la inmigración, tenemos la obligación moral de verlo como una tragedia humana. Es el origen del problema, origen del que no podemos, ni tenemos derecho a perder de vista. Por tanto el tema es el de una tragedia humana. Es la necesidad de unos ciudadanos de buscar su vida. Buscan huir de la miseria o de la persecución, en algunos casos. No olvidemos eso. Todo lo demás, es añadido. Todo lo demás debe ir encaminado a solucionar, o al menos mejorar, la situación trágica en la que se encuentran sin quererlo, sin desearlo.

Aprovechar el fenómeno de la inmigración para lanzarse a la búsqueda de un puñado de votos es una de las mayores inmoralidades que hoy pueden darse. Y eso es claramente, lo que hacen algunos: Buscar votos.

De todas formas debemos admitir que el problema es muy serio, muy complejo, muy difícil de afrontar. Todas las medidas necesarias, muchas de ellas se están tomando en España, tienen que enmarcarse entre estos dos parámetros: que es una tragedia y que debe hacerse con racionalidad.

Todas las medidas deben encaminarse hacia el bien del inmigrante. Todos debemos trabajar, con sentido de ayuda, con sentido de solidaridad, con sentido de tender la mano. Y en esa dirección debe ponerse en marcha todo aquello que favorezca la integración. Primero integración.

Segundo: favorecer la mejoría de los sistemas de vida en sus países de origen para evitar que se lancen a una aventura no deseada. En ese sentido, España ha dado un paso gigantesco en los últimos años. Otros se han dedicado a poner puertas al campo, estrategia que además de ser imposible, revela muy poco sentido de la solidaridad y muy poca efectividad.

Y por último, trabajar para que estas políticas, no sean unilaterales. España ha trabajado y sigue trabajando, para que las medidas relativas a la inmigración las tomen todos los países de común acuerdo. Es imprescindible hacer un frente común inspirado en los mismos principios de colaboración y de solidaridad. Es cierto que se ha avanzado mucho, pero no es menos cierto que todavía hay quien pretende ponerle las puertas al campo.

Hay que estar muy atentos a ciertos mensajes, que, con el pretexto, en la eficacia, pueden conducir hacia el racismo. Hay que tener mucho cuidado. Está muy generalizado en Europa que los partidos conservadores, y el PP en España no es una excepción, busquen votos en los caladeros de la extrema derecha.

Alicia Sánchez-Camacho sabe que su propuesta sobre los padrones municipales, además de ser una persecución en toda regla, es una ilegalidad. Es simplemente populismo xenófobo. Como también lo es, decir que los inmigrantes abusan del uso de la Sanidad, cuando todos sabemos que los inmigrantes usan los servicios sanitarios un 40 % menos que los ciudadanos españoles. Ciudado que nos estamos deslizando por el precipicio de la xenofobia y del racismo.




Julio García-Casarrubios Sainz
Valdepeñas

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