lunes, 15 de septiembre de 2025

RECORRIDO DE LA MENTIRA

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Tercera Etapa Socialista

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Siempre se ha dicho que la mentira tiene las patas muy cortas. Y es verdad. Como todos los dichos populares encierra una clara y profunda realidad. Los nacionalistas de la antigua convergencia, -el pujolismo para entendernos-, que nunca lo fueron, se apuntaron al independentismo para ver si así se libraban de las consecuencias de la corrupción en que se habían sumido hasta el cuello. Y al grito de: “España nos roba” lanzaron la campaña independentista. Todos sabemos cómo terminó: un estrepitoso fracaso, del que aún colean consecuencias judiciales. La mentira fracasó.

 

En la acera de enfrente, surgió el españolismo patrio, que optó por una estrategia catalanofóbica, con el falso mensaje de que estaban tratados como ciudadanos con unos privilegios que los demás no teníamos. Invadieron España de banderas para mostrar el españolismo puro. Y, ¿qué consiguieron con las banderas y las pulseras? Que el independentismo creciera hasta la preocupante cifra de un 48 % de los catalanes; además de una desagradable tensión entre catalanes, y entre catalanes y españoles. Todavía hay quien habla de ciudadanos de primera y de segunda. ¿Y electoralmente? Pasaron a ser en Cataluña un partido residual.

 

Las mentiras no dieron el resultado buscado a ninguno de los dos bandos. Por ello se imponía una tercera vía. La única válida en política: Dialogar, ceder, consensuar: buscar en definitiva la convivencia deseable. Resultado: El independentismo ha caído a cifras que rondan el 17 %: Cataluña está gobernada por un partido con clara identidad española y europea; la mayoría de catalanes se sienten bien en España, cuando se les respeta su identidad, su cultura y su idioma. Hoy la ciudadanía catalana y española ha dejado de hablar del “conflicto catalán.

 

Y es que los nacionalismos excluyentes, los que abogan por un concepto de convivencia, basado en que yo soy mejor que tú, están condenados al fracaso, a la falta de concordia. Se puede amar mucho a tu nación, a tu patria chica, pero al tiempo sentirte ciudadano del mundo; ciudadano que no se considera, ni mejor, ni más fuerte, ni con más derechos. El diálogo, el respeto, la tolerancia y la solidaridad, son imprescindibles para que una sociedad avance en paz y buena armonía. Y nunca utilizar la mentira para denigrar al diferente. La mentira tiene un recorrido muy corto.

 

 

Julio García-Casarrubios Sainz

http://juliocasarrubios.blogspot.com

 

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