¡Qué diferencia!
Hace
veinticinco años se produjo uno de los acontecimientos más importantes de los
que puede presumir un país. “Los Juegos Olímpicos del 92”. Una olimpiada supone
el orgullo de un país; y en nuestro caso más todavía. Supuso un reconocimiento internacional,
en el aspecto organizativo, económico y deportivo. Barcelona no es la misma
antes y después de esos juegos.
Unidos
todos, españoles y catalanes, como no podía ser de otra manera, dieron una
lección al mundo. El rey de España, el Gobierno de Felipe González, el Gobierno
de Convergència, y el Ayuntamiento de Barcelona, presidido por el socialista
Maragall, supieron estar a la altura por el interés de todos. ¡Qué diferencia
con la política pichulera de hoy!
Julio
García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com
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