domingo, 23 de julio de 2017

ELEGIR MATERIAS

Elegir materias



Hace unos días estábamos en una de las muchas y magníficas playas que tenemos en España. Era casi de noche. Una puesta de sol con luna llena. Se reflejaba en el agua ese color vespertino, único, que hace el reflejo de la luna en el agua. Cuando ya no queda nadie en la playa. Sentados en corro en nuestras sillas playeras, hablábamos. No hay mejor manera de hablar relajados; en una conversación placentera. Abuelos, hijos y nietos; un corro muy nutrido. Discutiendo. No hay mejor placer que el de discutir, cuando se discute con sinceridad, libertad y tolerancia. Mucho más cuando se está a gusto, descansando, contemplando el color, y disfrutando la temperatura.

Bueno. A lo que voy. Es importante aclarar que había nietos de todas las edades, universitarios, bachilleres, y de la ESO. Padres y abuelos, mayoría de enseñantes, como se dice ahora; o cesados de la enseñanza. En ese preciso instante, una madre, profesora de Instituto, que se distraía haciendo un crucigrama, pregunta: ¿Alguno me sabe decir la capital de Vietnam? Y el más joven de los nietos, estudiante de la ESO, contesta: Hanói. ¡Todos callados!

Como el grupo era bastante nutrido, se entremezclaban diferentes conversaciones. Pero al punto, sorprendidos, todos atendieron a la pregunta del crucigrama y a la contestación del estudiante de la ESO. Sorprendidos, sí, como no podía ser menos. Pero no quedó ahí la cosa. Alguno con cierta malicia, mezcla de ironía y alago, le siguió: ¿Y sabrás también los habitantes y la extensión?

Sí. Sabía la extensión y la población. Allí mismo nos dijo a todos los del corro las cosas que recordaba y las que buscó en el móvil. Y nos dijo más. Sabía el Producto Interior Bruto; nos dijo el porcentaje del PIB que gastaban en armamento; y la renta per cápita. En fin para qué seguir. Una suerte; para nosotros. Sin quererlo, este chico nos dio pie para entrar en el debate sobre si estamos enfocando bien la estrategia en las aulas. Algo estamos haciendo mal coincidimos todos.

Estamos exigiendo cuestiones que a algunos alumnos no les interesan. Y estamos cortado iniciativas que son prioritarias para otros. A ese chico, a lo mejor no le interesan las oraciones consecutivas, o los reyes visigodos. Pero le interesa la riqueza de un país y como viven sus habitantes. A lo mejor le interesa más la pobreza en el mundo, y las ocurrencias para combatirla. Otro nieto que estaba en el corro, le interesa todo lo relacionado con los coches, motores, chapas, seguridad, o ventas.

¡Ah! Ninguno de los dos tiene un expediente de esos que llamamos, mal llamado, brillante. Expedientes de calificaciones normalito. O sea: expedientes que no coinciden con sus verdaderos valores. Algo estamos haciendo mal.


Julio García-Casarrubios Sainz
                                                                                  Valdepeñas. Ciudad-Real

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