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Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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Se nos ha estado vendiendo, y se
nos seguirá vendiendo, -seguro-, que no hay otra forma de lograr la estabilidad
política en la gobernanza, que una mayoría absoluta. Todo es alertarnos del
peligro, muy peligroso, de perder las mayorías absolutas, de perder la
estabilidad. Los que esto predican, están equivocados, o no son sinceros, o
ambas cosas a la vez. Lo que en el fondo quieren es seguir haciendo lo que les
viene en gana. Las mayorías absolutas se han utilizado para gobernar importando
un pimiento lo que digan los demás. Al final ganan la votación.
Que es más fácil sí, pero que es
más conveniente no. Rotundamente no. Ni se obtienen mejores resultados con
mayorías absolutas, ni los gobiernos que se constituyen mediante pactos,
mediante acuerdos, mediante el diálogo, son peores; ni mucho menos que sean un
peligro. El peligro es hacer extender la idea de que gobernar en coalición es
perder estabilidad. No engañemos a gente.
Un padre de familia gobierna con
mayor facilidad si se sitúa en el absolutismo del ordeno y mando, “palo y tente
tieso”, que si lo hace mediante el diálogo y el convencimiento. Así es más
difícil, pero es más positivo,… y más ético, más moral.
Sí. Estamos engañando a la
clientela. Venga con lo malo que ha sido el tripartito, presidido por Montilla.
Malo, malo, malísimo. Ejemplo de lo peor, de lo peor. No; mentira. El
tripartido condujo a Cataluña por la senda de un bienestar social como nunca
habían tenido. Y más todavía: no se entretuvieron en aventuras soberanistas.
Fue un gobierno que se preocupó de las necesidades de la gente, de la
Educación, de la Sanidad, y no de derivas independentistas. Eso por citar un
ejemplo.
¿Por qué son tan malos los
partidos emergentes? Porque han venido a decir que se acabó de gobernar por el
método del ordeno y mando. Ahora habrá que escuchar, habrá que dialogar, habrá
que respetar, y habrá que gobernar poniendo programas en común. Se viene
hablando desde hace mucho tiempo de limitar los mandatos a dos legislaturas, a
poner listas abiertas, a luchar de verdad contra la corrupción, a evitar las
desigualdades, etc., etc. A partir de ahora puede que nos lo tomemos más en
serio. Bienvenida la pluralidad, el diálogo, y los pactos.
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