domingo, 15 de febrero de 2015

DESEMPAREDARSE

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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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Para liberarse del emparedado en el que se ha metido el PSOE, -por culpa de sus adversarios, y por méritos propios-, existe una fórmula que puede resumirse en tres palabras: “Socialdemocracia, socialdemocracia y socialdemocracia” Y no hay otra.

En España, y en Europa, cuando fuimos socialdemócratas, la sociedad mejoró espectacularmente. ¿Se acuerdan? Se creó un desarrollo económico, y un progreso social impensable desde hacía siglos. Cuando por razones, no sé si de pragmatismo, o de cantos de sirena, dejamos la socialdemocracia para deslizarnos hacia las fórmulas del liberalismo conservador, se desdibujó la línea que debe separar las dos concepciones de la política: la encaminada a fortalecer las clases medias y trabajadoras, o la encaminada a fortalecer los sistemas financieros; la progresista o la conservadora; en una palabra las izquierdas y las derechas, ¡que no son iguales!

Se salió, se ha salido, del círculo del que nunca se debió salir. La socialdemocracia no es un concepto sociopolítico solo valedero para las épocas de vacas gordas. La socialdemocracia hay que defenderla, y no apartarse de ella porque vengan mal dadas. Ese es el señuelo del capitalismo salvaje, del neoliberalismo, que nos ha hecho caer de patas en el cenagal, en el lodazal. Y ahí estamos.

En lugar de dejarnos emparedar, dejemos que los demás contrincantes se enfanguen en el “y tú más”. Solo atenderlos cuando sea en defensa propia, para desmontar la gran falacia de que “el PP y el PSOE son iguales”, o de que “el socialismo nos ha sumido en la crisis y en la ruina”. Eso defenderlo con uñas y dientes.

Pero en lo demás, nada de nada; no entrar al trapo, nunca. La socialdemocracia no necesita ningún “trío de tenores”. Los líderes del PSOE deben estar en el ruedo con un mensaje concreto que convenza, explicando como acabar con las injusticias, como acabar con las desigualdades, como acabar con la corrupción, para darle a la sociedad lo que necesita, lo que exige, lo que espera. Si para el “tacticismo” no se duda en utilizar la mano dura y los golpes de efecto, de muy dudosa eficacia, -lo veremos-, utilícese la misma mano dura para revitalizar la socialdemocracia.


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