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Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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La noche
del 25 estaba pendiente de los resultados de las elecciones en Grecia. La
cobertura informativa era tal, que en algunos momentos me parecía que estaba
pendiente de unas elecciones de los Estados Unidos. Daba toda la impresión de
que se trataba de un país importantísimo en el concierto europeo y mundial. Me
paré un momento a pensar, y me dije: pero hombre, si solo se trata de un país
que representa el 2 % del PIB en Europa y el 1,5 % de su población. ¿Cómo es
posible que un país tan minúsculo, despierte tanta expectación?
Se han celebrado
muchas elecciones en Grecia y en otros países, incluso de mayor influencia, y
han pasado desapercibidas. Esta vez no ha sido así. ¿Y por qué? Algo ocurre;
algo tienen de excepcionales. Sí. Tienen una característica que no tienen la
mayoría de las elecciones generales: Europa entera, y en especial los países
del sur, están hartos de sufrir unas políticas equivocadas, unas políticas
encaminadas a “resolver” los problemas financieros a costa de castigar al resto
de la sociedad.
Ese
sentimiento de impotencia se ha extendido de tal manera, que cuando surge algo
nuevo, venga de la izquierda o de la derecha, -que sea nuevo- despierta una
expectación desconocida. Ni siquiera la sociedad sabe si va a ser la solución.
Pero lo acoge con los brazos abiertos, entusiasmada por si ese fuera el camino
de la esperanza. La sociedad oye decir lo que la derecha económica y política
se niega a decirles. Oyen decir que un cambio es posible. Entienden el mensaje,
confían en las nuevas corrientes. Se abre ante sus ojos un horizonte nuevo.
Mientras
tanto, oyen predicar el miedo, de aquellos que son los responsables de la
desigualdad y la pobreza. El miedo que pretenden transmitir los que no quieren
que cambie nada. Están nerviosos porque ven venir nuevas perspectivas capaces
de romper sus esquemas. Ese es el peligro. Más peligroso, que la incapacidad de
llevar a la realidad ese nuevo mensaje, es, que los predicadores del miedo
hagan todo lo posible para hacer fracasar el ansiado cambio. Van a impedirlo a
toda costa.
De ahí la
expectación. Sigamos expectantes, observemos y analicemos con serenidad el
cambio, y exijamos al pensamiento único, respeto a otras fórmulas.
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