____________________________________________________
Apuntes del Siglo
XX….y XXI
____________________________________________________
Algunos
venimos defendiendo que la crisis económica ha causado tanto daño porque hay
una crisis política más devastadora que la económica. El origen de la crisis
que padecemos está en la implosión del sistema financiero por falta de control
político. Un sector de la política, hoy predominante, se ha rendido a los pies
del poder económico, se ha dejado vender por 30 monedas, se ha prostituido. Y
ahora que está pillado por los cuatro costados, ese sector político, siempre
supeditado al poder y al dinero, ha impulsado otra crisis: una crisis
institucional.
El
Partido Popular, como viene haciendo desde hace muchos años, le atiza una
formidable patada en el trasero a Charles Louis de Secondat, Barón de
Montesquieu. Aunque digan lo contrario, no han respetado nunca la separación de
poderes. Han hecho hasta lo inconfesable, por obstruir, interferir, atascar,
dificultar, la acción de la Justicia. No son palabras gratuitas sacadas de la
chistera como hace Cospedal, o como diría Rajoy. Esto viene desde principios de
los noventa con el caso Naseiro, y ha continuado dilatando y entorpeciendo
procesos, y hasta expulsando de la carrera judicial a jueces incómodos, si ha
sido necesario.
Siguiendo
esta misma línea alejada del liberalismo y la coherencia, se ha producido el
último choque del ejecutivo contra el poder judicial. No hay ni un solo líder
del partido en el Gobierno, que no haya asegurado con rotundidad y solemnidad
que ellos, “como no podía ser de otra manera”, “han respetado las decisiones
judiciales”, “han dejado trabajar libremente a la Justicia”, “jamás han
interferido en su labor”. Pues he ahí los dos últimos botones que muestran todo
lo contrario:
Hace muy
poco tiempo, muy reciente, la dimisión del ministro de Justicia Ruiz-Gallardón.
Eso de que dimitió por la ley del aborto, son muy pocos los que se lo han
tragado. Dimitió, según fuentes periodísticas, porque no fue capaz, o se negó,
a frenar la acción de la Justicia en relación a los casos de corrupción que le
aguardan al partido. Y ya, el más descarado, en el que coinciden todos, la
dimisión del Fiscal General del Estado, por la misma razón. Porque no ha
podido, o no ha querido, dirigir la Justicia en el sentido que le señalaban
desde la política. ¡Adios Montesquieu!
No hay comentarios:
Publicar un comentario