domingo, 22 de junio de 2014

FUTURO DE FELIPE VI



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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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No dejemos que el árbol esconda el bosque; no entremos en disquisiciones que solo contribuyen a eludir el núcleo del problema de una sociedad desencantada. Lo más urgente es generar una alternativa creíble e ilusionante, a todos los desmanes que han llevado a la destrucción del Estado del Bienestar, una alternativa para frenar los índices de pobreza y desigualdad que asolan a una buena parte de la sociedad actual. Eso es lo urgente, y dejemos las milongas para otro momento más oportuno.

¿En qué medida puede contribuir el nuevo Rey a la creación de esta alternativa? Si estamos de acuerdo en que son imprescindibles nuevas políticas, igual lo será cambiar las caras que guíen los nuevos derroteros. Modificar el rumbo que nos ha llevado a donde estamos no tiene otra salida que la de un cambio generacional.

Ha llegado la hora de borrar absolutamente del mapa público todas las caras que hoy aparecen en la palestra. No se acabará el austericidio, ni las injustas desigualdades, ni la corrupción, ni la crispación, ni el todo vale, ni ninguna de las depravadas inercias, mientras no cambien los líderes que deben protagonizar tal innovación.

El Rey Juan Carlos I, ha proporcionado a la sociedad española lo que se esperaba de él. Pero ya es pasado. La Corona necesitaba refrescar, modernizar, darle un nuevo impulso a su imagen, a su tarea. Es la última buena labor que ha hecho el Rey Juan Carlos I. Por ahí se empieza: propiciando, con un paso atrás, la llegada de nuevas generaciones. Ahora toca el mismo cambio en todos los estamentos institucionales: gobierno, oposición, partidos, personas, todos.

La sociedad espera impaciente una nueva generación desanudada de los vicios que nos invaden, de los vicios que nos han conducido al desastre. ¿El cambio de persona en la Corona se irradiará a todos los demás? Ese es el reto de Felipe VI. El Rey en una monarquía parlamentaria no gobierna, pero puede ser el impulsor para que el cambio generacional se haga extensivo a todos los estamentos. Necesitamos una nueva clase política, incluso una sociedad nueva, más interesada y más exigente.



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