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La Educación en España
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Los
catedráticos Fernández-Villaverde de la Universidad de Pensilvania, y Luis
Garicano de la London School of Economics, han publicado un estudio sobre la
Educación en España con el título: “Cambiarlo todo para que todo siga igual”. Y
es verdad. Se deroga lo vigente, se le da un cambio de 180 grados para cambiar
los fundamentos ideológicos, pero los problemas endémicos siguen igual. No se
actualizan los métodos y los objetivos acomodándolos a los nuevos tiempos.
La
reforma Wert, ha entrado en la polémica de la Religión, de la Educación para la
Ciudadanía, en la teoría del esfuerzo basado en que la Educación es dificultad,
en los procesos de selección permanentes mediante reválidas o cualquier otro
filtro, en la excelencia basada en apartar a los que no sean capaces de seguir
ese ritmo, para acabar sumergidos en el debate de si es prioritaria la
enseñanza pública o la privada. Eso es solo ideología, ideología e ideología.
¿Qué ocurre con esa dinámica? Que la reforma durará lo que dure Wert o el
Partido Popular. No tiene ningún futuro. Tarde o temprano llegará la octava
reforma. Y otra vez a empezar.
Lo
que hace falta es un Gobierno con capacidad de consensuar una reforma que
avance en la mejora de la calidad de la enseñanza, que introduzca las reformas
necesarias para que los estudios se adapten al futuro de esas personas. Si uno
no quiere dos no consensuan. Hemos avanzado en universalización de la enseñanza
y en la igualdad de oportunidades. Ahora toca avanzar en criterios de memorización
aprendizaje e investigación en los estudios. Cuando se nos va a meter en la
cabeza que en una sociedad como la actual no hay que aprenderse de memoria como
se cura un catarro, sino que hay que enseñar la técnica de investigación para
averiguar cómo se cura ese catarro.
El
criterio conservador de la Educación se basa en saber de memoria todos los ríos
que desembocan en el mar Cantábrico. El criterio progresista sitúa la
metodología en que un alumno, cuando lo necesite, sepa buscar y elaborar un
estudio minucioso sobre los ríos de la vertiente cantábrica. El contenido y la
metodología correspondiente deberían ser el objeto de una reforma educativa.
Eso es lo que hará avanzar al sistema educativo en España, y no los imperativos
ideológicos.
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