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Apuntes del Siglo
XX….y XXI
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Que existe
desafección de la sociedad hacia la clase política es un hecho fácil de
constatar. Pero, ¡cómo no va a existir desafección! Tiene que haberla. Se la
buscan los políticos diariamente. Desde que se levantan hasta que se acuestan
no hacen otra cosa que provocar desafección. Bueno, para ser justos, digamos
que algunos. Hemos tenido ocasión de comprobarlo, con motivo de las ya pasadas
elecciones catalanas. Políticos, y por contagio, ciertos medios de
comunicación.
La noche
electoral, fue un auténtico esperpento. Todos han ganado: Artur Mas, contento
porque cree haber recibido el mensaje de que tiene que seguir gobernando;
-veremos de qué manera-; Pere Navarro, y todo el socialismo, contentísimos
porque han perdido menos de lo que esperaban; una Ezquerra dando palmas con las
orejas porque han crecido considerablemente; y una Alicia que perecía estar en
el país de las maravillas porque ha ganado un escaño. Excluyamos a las
minorías; dentro de su poco peso político, parecen los más coherentes. No, por
favor. Esa no es la realidad. La realidad es otra muy distinta.
Artur Mas se
ha equivocado de cabo a rabo. Adelanta las elecciones porque, después de dos
años de gobierno, ya no cuela lo de la herencia recibida; ha hundido económica
y socialmente a los catalanes con ajustes y recortes; ha tirado por la borda
una mayoría suficiente de 62 escaños; ha engañado a sus electores porque CIU
nunca ha sido independentista, ha sido nacionalista; ha tensado la convivencia
entre Cataluña y el resto de España, abriendo graves heridas. ¿Ese es el éxito?
El PSC ha
perdido la condición de alternativa de Gobierno en Cataluña, y sigue tan
perdido como en el resto de España; no encuentra el final de la desafección.
ERC debería estar agradeciendo a CIU con su descalabro y sus errores, porque
gracias a eso han recuperado votos; Artur Mas les ha hecho el mayor regalo de
su historia. Y ¿el PP? Encantados con un escaño más y siendo la cuarta fuerza
política en Cataluña. ¡Vaya éxito! El Partido Popular podrá cantar el aleluya
cuando abandone la imagen merecida de partido anticatalán.
¿Pueden
estar satisfechos? No. Ninguno. Han logrado una Cataluña ingobernable. Cataluña
como el resto de España y de Europa necesita una nueva generación de políticos
que sean capaces de romper con la desafección.
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