sábado, 1 de diciembre de 2012

LA DESAFECCIÓN


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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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Que existe desafección de la sociedad hacia la clase política es un hecho fácil de constatar. Pero, ¡cómo no va a existir desafección! Tiene que haberla. Se la buscan los políticos diariamente. Desde que se levantan hasta que se acuestan no hacen otra cosa que provocar desafección. Bueno, para ser justos, digamos que algunos. Hemos tenido ocasión de comprobarlo, con motivo de las ya pasadas elecciones catalanas. Políticos, y por contagio, ciertos medios de comunicación.

La noche electoral, fue un auténtico esperpento. Todos han ganado: Artur Mas, contento porque cree haber recibido el mensaje de que tiene que seguir gobernando; -veremos de qué manera-; Pere Navarro, y todo el socialismo, contentísimos porque han perdido menos de lo que esperaban; una Ezquerra dando palmas con las orejas porque han crecido considerablemente; y una Alicia que perecía estar en el país de las maravillas porque ha ganado un escaño. Excluyamos a las minorías; dentro de su poco peso político, parecen los más coherentes. No, por favor. Esa no es la realidad. La realidad es otra muy distinta.

Artur Mas se ha equivocado de cabo a rabo. Adelanta las elecciones porque, después de dos años de gobierno, ya no cuela lo de la herencia recibida; ha hundido económica y socialmente a los catalanes con ajustes y recortes; ha tirado por la borda una mayoría suficiente de 62 escaños; ha engañado a sus electores porque CIU nunca ha sido independentista, ha sido nacionalista; ha tensado la convivencia entre Cataluña y el resto de España, abriendo graves heridas. ¿Ese es el éxito?

El PSC ha perdido la condición de alternativa de Gobierno en Cataluña, y sigue tan perdido como en el resto de España; no encuentra el final de la desafección. ERC debería estar agradeciendo a CIU con su descalabro y sus errores, porque gracias a eso han recuperado votos; Artur Mas les ha hecho el mayor regalo de su historia. Y ¿el PP? Encantados con un escaño más y siendo la cuarta fuerza política en Cataluña. ¡Vaya éxito! El Partido Popular podrá cantar el aleluya cuando abandone la imagen merecida de partido anticatalán.

¿Pueden estar satisfechos? No. Ninguno. Han logrado una Cataluña ingobernable. Cataluña como el resto de España y de Europa necesita una nueva generación de políticos que sean capaces de romper con la desafección.


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